Escribí acerca de lo difícil que era hacer política económica cuando te fugan un punto del PBI por trimestre y me llamaron "kirchnerista".
Se ve que mis lectores tienen poca memoria y se perdieron esta
entrada de 11 meses atrás donde escribí que "es muy probable que, empezando en algún momento de los próximos 12 meses, la economía argentina desacelere su tasa de crecimiento en forma importante".
Lamento haber tenido razón y, en parte, por las razones equivocadas.
Así que ahora voy con otra predicción que en parte es retrodicción: se terminó el kirchnerismo. Y me aclaro rápido por la fácil acusación de "golpista".
Alguna vez Kirchner tuvo un proyecto integrador que llamó transversalidad. O, al menos, eso creyeron muchos (¿otro Chacho Alvárez?). Un grosero error político (CFK presidenta) y un grosero error económico (la expansión fiscal exagerada) lo devolvieron a un lugar del cual tal vez nunca quiso salir: el peronismo.
No cualquier peronismo. Uno que sobreactúa los derechos humanos y el protagonismo de los movimientos sociales; uno que es rehén de los sindicatos en la puja distributiva; uno lleno de corruptos (Jaime, De Vido) y no el sentido del clientelismo imprescindible sino en el peor sentido menemista del término corrupción. Es un sentido de la corrupción de un país sin futuro y sin cuentas donde el tren bala es mío, mío y mío. Kirchner se mostró ayer con lo peor del gabinete de CFK (y el suyo propio) porque al gabinete ya no le queda nada bueno: simplemente gente con alguna verguenza y otra, la peor, a la que nada pero nada le importa. Y esta última fue la que estuvo. Un peronismo que llama a las armas porque se vació de poder.
Que se entienda: del otro lado tampoco hay democracia. El "campo" puede tener razón en la queja pero la forma de la queja no es institucional. La rebeldía fiscal se resuelve en el Congreso y en los tribunales pero no cortando rutas y "atesorando" granos (como ahora la clase media "atesora" dólares).
Sin embargo, el gobierno viene derrochando la legitimidad de origen del 45% (y en esa ruta también derrocha la del otro 45). La protesta extendida del campo sólo es posible porque se insiste en el tren bala y se le echa fuego a la inflación. No hubiera sido posible si Kirchner no hubiera abandonado las consignas mínimas de buen gobierno y la promesa (nunca concretada) de la buena política a manos del exceso fiscal, el empobrecimiento (vaya contradicción: nunca hubo tantos recursos y tantos pobres a la vez), y la corrupción.
Lo que viene ya no es esa promesa sino un gobierno donde las tentaciones ocultas del peronismo se van a manifestar a pleno. Con D'Elia llamando a las armas (¿Moyano entendió ayer que este derrotero lleva a derrota qué no apareció?), Sunkel a la plaza, los Fernández hablándole a los suizos y donde el único kirchnerista que pidió moderación a todos fue... Diego Kravetz (y a donde llegamos si DK es la reserva moral y política del Kirchnerismo... y este es justamente mi punto).
Murió el kirchnerismo. Lo que viene es política de la peor calaña.