El último - pero no el primero del autor - corresponde a Horacio Verbitsky. Según nos cuenta el gobierno quería que el FMI fuera el último en enterarse del plan para "desendeudar y desintervenir" para que "no pueda sabotear la iniciativa" y evitar las "manipulaciones".
Lo que no queda claro es porque el FMI habría de negarse a que la Argentina le cancele toda la deuda. Es por eso que el propio Verbitsky reconoce que:
"No es seguro que tuvieran interés en hacerlo, ya que el FMI ha definido entre sus objetivos reducir su exposición con los tres países que encabezan su ranking de deudores y que han excedido la cuota de préstamos: Brasil, Turquía y la Argentina."Aunque luego sugiere que igualmente podría intentar desacreditar la iniciativa porque la misma pone en duda "la propia razón de ser del FMI".
Lo cierto es que Argentina no puede cancelar la deuda al FMI en los tiempos acordados. Como se sabe, y se cuenta en el artículo, los vencimientos son descomunales. A esto habría que sumar los pagos al BM y al BID, y quizás al Club de París. Imposible y muy riesgoso.
Es por eso que ahora se habla de armar un esquema de pagos más relajado que el cronograma de vencimientos vigente y a cambio solicitar un programa con condicionalidad débil. Esto no existe en la metodología del FMI pero una vez más Argentina quiere considerarse única.
Finalmente, Kirchner, digo Verbitsky, se queja de la ausencia de Lavagna en estas discusiones en el curioso remate de la nota:
"Es de desear que en algún momento también el ministro de Economía argentino participe de estas discusiones. Al fin de cuentas, fue Roberto Lavagna quien planteó en 2002 la política de reducción de deudal."Por suerte alguien queda con sentido común.
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