miércoles, 31 de diciembre de 2008

Tres deseos

La última entrada del año me obliga a elegir tres deseos... sólo tres. Cada uno tendrá los suyos, me imagino.

Podría pedir por el precio de la soja o que alguien ilumine a un tercero pero me parece algo egoista o vago.

Elegí tres deseos (vaya novedad) con una restricción: dependen de una sola persona, que no es el barba, y que está a pocos días de asumir (sí, incluso el 3). Acá van:

1. Fuera de Irak
2. Cierren Guantánamo
3. Paren el ataque a Gaza

Un tipo puede hacerlo. Y dice ahora que "change can happen" (y manguea).

Será cuestión de esperar unos días.

PD: Veo ahora que el beatle que Artemio lleva adentro lo dijo de mejor forma. Let it happen, che.

Extinguida el alma antes de la muerte anónima

Juan Forn nos recuerda a Primo Levi en momentos necesarios (fin de año, Gaza). Las crónicas de Levi eran... crónicas, casi asépticas... pero no prescindían del narrador-parte tanto como Forn sugiere en su artículo (o Levi pretendía). Y eso se prueba en las propias citas elegidas por Forn de Si Esto es un Hombre. Hay tantas para elegir. Aquí, la mía:

Cuando se está trabajando se sufre y no queda tiempo de pensar: nuestros hogares son menos que un recuerdo. Pero aquí tenemos todo el tiempo para nosotros: de litera a litera, a pesar de la prohibición, nos visitamos, y hablamos y hablamos. El barracón de madera, cargado de humanidad doliente, está lleno de palabras, de recuerdos y de otro dolor. Heimweh se llama en alemán este dolor, es una bella palabra y quiere decir «dolor de hogar».

Sabemos de dónde venimos: los recuerdos del mundo exterior pueblan nuestros sueños y nuestra vigilia, nos damos cuenta con estupor de que no hemos olvidado nada, cada recuerdo evocado surge ante nosotros dolorosamente nítido.

Pero adónde vamos no lo sabemos. Tal vez podamos sobrevivir a las enfermedades y escapar a las selecciones, tal vez hasta resistir el trabajo y el hambre que nos consumen: ¿y luego? Aquí, alejados momentáneamente de los insultos y de los golpes, podemos volver a entrar en nosotros mismos y meditar, y entonces se ve claro que no volveremos. Hemos viajado hasta aquí en vagones sellados; hemos visto partir hacia la nada a nuestras mujeres y a nuestros hijos; convertidos en esclavos hemos desfilado cien veces ida y vuelta al trabajo mudo, extinguida el alma antes de la muerte anónima. No volveremos. Nadie puede salir de aquí para llevar al mundo, junto con la señal impresa en su carne, las malas noticias de cuanto en Auschwitz ha sido el hombre capaz de hacer con el hombre.


Hay pocos libros de los cuales es tan fácil, y a la vez tan difícil, elegir una cita.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Medio equipo


Si Román tiene un poco de humildad (no mucha en estos días), el primero en levantar la copa es el Sebas...

martes, 16 de diciembre de 2008

KK

La Barbarie se ocupa de recopilar el consenso en la blogósfera en contra del keynesianismo K.

Y sí, el keynesianismo K es keynesianismo al cuadrado que, por transformación algebraica, es KK.

¿Los únicos privilegiados... los abuelos?

Datos duros sostiene que durante las presidencias K el haber mínimo jubilatorio "creció dos veces y media más que el promedio de los salarios de la economía" y que, por lo tanto, los jubilados son los más favorecidos.

Creo que tiene un buen punto pero, por errores en la base que consulta, el favor de los K a los abuelos es muchísimo menor que lo que DD calcular y, me imagino, le gustaría. Aquí va.

Primero, DD sostiene que en mayo de 2003 los jubilados cobraban $ 150 de mínima, lo cual es falso: cobraban $ 200 y el aumento se había dado en septiembre de 2002. El problema es que ese aumento de $ 50 se definió como "complemento" y, por lo tanto, no se lo incorporó en las estadísticas porque no alcanzaba a todos sino a la mayoría. El aumento anunciado en julio de 2003 lo que hizo fue incorporar formalmente los $ 50 y agregar $ 20.

Segundo, DD incorpora el aumento de $ 200 que, por ahora, es un pago único y, por lo tanto, no corresponde ponerlo en la cuenta.

Cuando las cuentas se hacen bien, el punto de DD sigue siendo válido aunque la potencia del efecto es muchísimo menor. Desde que K asumió en mayo (empezando en junio), los aumentos fueron así:

- jubilación mínima: 245%
- salario formal: 152%
- salario informal: 179%
- salario sector público: 113%
- salario promedio: 146%

A favor del argumento de un gobierno progresista con los abuelos juega la extensión de la cobertura social a los que no completaban aportes (es cierto, con gente que no lo necesita adentro pero no es la mayoría) y en contra juega el achatamiento de la pirámide de jubilaciones.

Se podría hilar más fino en el tema suba de precios de alimentos y medicamentos pero no creo que agregue mucho.

En general, la política de la seguridad social de los K, medida exclusivamente por el aumento de la jubilación mínima, arroja un buen resultado relativo aunque bien lejos de las pretensiones originales de DD.

Hood Robin

sábado, 13 de diciembre de 2008

Keynesianos

La presidenta Kirchner anunció el tercer paquete de estímulo fiscal: la promoción del turismo interno y el crédito vía tarjetas de débito, que se suma a los 71 mil millones de pesos en obras públicas aún sin definir y los 13 mil millones de pesos que se van a financiar con fondos de la ANSES.

Argentina no está sola. Es difícil encontrar hoy un país en el mundo que no haya anunciado alguna forma de política expansiva en el contexto de la peor crisis segunda guerra mundial. A esto se lo llama hacer política "contracíclica" o política "keynesiana" por el economista inglés John Maynard Keynes que "legalizó" la utilización de políticas expansivas en contextos de caída de la demanda.

Hay formas diferentes de hacer política expansiva: bajar impuestos, prestar fondos a tasas y plazos subsidiados ("créditos blandos"), nacionalizar una empresa en problemas, o directamente aumentar el gasto en infraestructura, educación, salud o lo que fuese.

Un buen ejemplo de intenciones y resultados es la experiencia de Bush con los "reembolsos fiscales". En febrero de 2008 el Congreso de los Estados Unidos aprobó un plan de estímulo fiscal de 168 mil millones de dólares. Entre otras medidas, incluía el envío de cheques a las familias para que pudieran gastar. Se enviaron cheques a más de 100 millones de personas. A quienes ganaban hasta U$S 75 mil dólares al año se les envío un cheque de 600 dólares. A parejas que ganaban hasta U$S 150 mil dólares se les envío un cheque de 1200 dólares. A veteranos de guerra, viudas de veteranos y personas mayores se les enviaron cheques de 300 dólares. En total, se emitieron U$S 80 mil millones de dólares de bonos del Tesoro de los EE.UU. para financiar este aumento en el ingreso disponible de muchos estadounidenses.

Antes de la implementación de la política, la Brookings Institution especulaba que por cada dólar enviado, la economía iba a crecer en términos reales más de un dólar siempre que las personas gastaran por lo menos la mitad del dólar recibido. ¿Qué ocurrió? Quienes recibieron el estímulo fiscal gastaron sólo entre el 10% y el 20% del monto del cheque así que el consumo aumentó menos de U$S 20 mil millones.

Hay un acuerdo amplio entre los economistas de los EEUU, desde el ortodoxo Feldstein hasta el intervencionsita Summers (hoy parte del equipo de Obama), que el estímulo fiscal tiene que ser oportuno, transitorio y dirigido (las tres Ts: timely, transitory y targeted).

A tiempo porque las recesiones tienen mecanismos de retroalimentación y llegar tarde hace más costosa la intervención y más profunda la caída. Transitorio porque son políticas costosas en términos fiscales y deteriorar la solvencia pública puede tiene consecuencias negativas y, en algunos casos, el remedio puede ser peor que la enfermedad. Y dirigido a aquellos que más lo necesitan. Por ejemplo, un economista progresista como Joseph Stiglitz (citado por los funcionarios K hasta que se le ocurrió oponerse a la nacionalización de las AFJPs) se opone al salvataje a las automotrices en EEUU porque lo considera un salvataje a los accionistas y a los tenedores de bonos antes que a los trabajadores y consumidores.

Otro ejemplo. En EEUU se criticó el plan de devoluciones fiscales de Bush porque iba a la clase media y más arriba. Una de sus condiciones era justamente haber presentado la declaración jurada de impuestos de 2007 lo que dejaba afuera a los que más lo necesitaban.

Por eso, los críticos más duros de los tax rebates proponían medidas alternativas como las "estampillas de comida" ya clásicas en intervenciones pasadas en EEUU.

Y este es un debate de una enorme actualidad como señalan con acierto Artemio, Machinea, Montenegro, y sugiero aquí: ¿darle (darnos) más guita a los que estamos líquidos? Keynesianismo es - nos enseñó el maestro zen DH - sacarle a los líquidos para darle a los ilíquidos (vuelvo sobre esto abajo). Regla para evaluar una medida de política económica (con pocas excepciones y esta no es una): sí Chantanosky la apoya, la rechazo.

Así que la política fiscal son anuncios sin financiamiento por un lado y guita para los que tienen por el otro.

Es que las intervenciones macroeconómicas, como toda decisión que exige planeamiento y ejecución, requieren una burocracia que hoy está ausente en el sector público.

¿Quién puede asegurar que el Banco Nación va a estar en condiciones de prestar a micro-emprendimientos turísticos? ¿Quién puede afirmar que el BICE no será un nuevo BANADE? ¿Por qué estas intervenciones públicas deberían ser más eficientes en llegar a la gente que lo necesita que las políticas sociales de la hermana Alicia o las de la hormiguita Ocaña que hoy entrega menos preservativos y medicamentos que su predecesor?

Y esto es sólo el lado del gasto. Queda la cuestión de como financiarlo.

El defaulteador recuperado (por ahora) Alan García anunció un plan de estímulo de U$S 3 mil millones de dólares o 2.5% del PBI de la economía peruana que se ocupó de detallar su fuente de financiamiento: U$S 3 mil millones de dólares asegurados (la mayoría del Banco Mundial) y U$S 6 mil millones más contingentes (la mayoría del FMI).

Pero Argentina se ve obligada a vivir con lo nuestro desde la manipulación del IPC (los ahorros de ayer de Moreno son los costos de hoy). Si los 71 mil millones de pesos de obras públicas anunciados no tienen ningún financiamiento a la vista, la Presidenta Kirchner cometió la gaffe de anunciar que los 13 mil millones que siguieron iban a salir de depósitos de la ANSES en el sector bancario. Como ya se explicó, si están en los bancos es que están prestados y, por lo tanto, no pueden considerarse financiamiento nuevo. Será una cuestión de sacarles a unos para darles a otro, difícilmente una política expansiva.

Y es que, como aprenden los estudiantes de macroeconomía, hacer política keynesiana tiene un requisito: la capacidad de emitir deuda. O, como díce DH que decía el sueco: un estado quebrado no puede hacer política keynesiana. Si no hay ahorros (Chile que ahorró buena parte de la bonanza del cobre y hoy tiene de donde sacar) hay que emitir moneda o deuda.

Apunta DH: Cuando Bush u Obama anuncian planes de salvataje de 12 ceros nadie les pregunta de donde va a salir la plata: EEUU emite dólares y bonos del Tesoro, por ahora activos en alta demanda en un mundo asustado. En cambio, los pesos y los bonos argentinos, contaminados por la historia antigua y la reciente, corren la suerte contraria. Quien sabe sí en lugar de consumo no financian la corrida.

Ser keynesiano no es fácil.

Ser "keynesiano, heterodoxo y peronista", como se definió el ex Presidente Kirchenr, tal vez sea un conjunto vacío.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Gangrena

"Asqueado de la especia humana", Borocotó nos regala ahora la justificación suprema de quien quiere fin, quiere el medio:

si bien "es un asco perdonar a los evasores, a veces hay que cortar una pierna para salvar al enfermo", dijo.

Lo del título.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Suma cero

En menos de diez días, la presidenta Kirchner anunció dos paquetes de estímulo a la economía. El 25 de noviembre prometió obras públicas por 71 mil millones de pesos, pero no había un detalle de las obras o de su fuente de financiamiento. Ayer anunció un nuevo paquete de estímulo esencialmente bajo la forma de préstamos baratos a empresas de diferentes sectores y tamaños, y a consumidores de autos y electrodomésticos, que suma unos 13 mil millones de pesos.

A diferencia del primer anuncio, el paquete de préstamos blandos tiene una fuente de financiamiento identificada: los 10 mil millones de pesos de depósitos a plazo fijo del ANSES (de los cuales 7.000 millones eran titulares antes las AFJP), “dinero de los argentinos” al decir correcto de la Presidenta.

El problema es que al tratarse de plazos fijos ese dinero ya forma parte de la base de financiamiento de los bancos y no es plata nueva. De una manera u otra, estos fondos ya financian tarjetas de crédito, préstamos prendarios, hipotecas, adelantos en cuenta corriente o cualquier otra forma de activo bancario. Y, desde otra mirada, ya financian a los consumidores, al agro, a la industria, a las pyme. Es cierto que la ANSES buscará estirar los plazos de colocación de los depósitos de los 30 o 60 días actuales a un año. Generar mayor estabilidad en la base de financiamiento puede inducir a elevar marginalmente los préstamos. Pero no cambia el hecho de que el dinero ya está en el sistema.

Así que, por lo que sabemos hasta acá, la medida no tendría mucho más efecto que redistribuir el crédito entre sectores y sujetos, pero sería bastante raro que consiguiera aumentar el volumen de crédito en forma significativa y, por lo tanto, su impacto macroeconómico es limitado. Puede ocurrir que debido a la condicionalidad en los plazos fijos (o prestan como el Estado les indica o la ANSES se los lleva a otra parte) los bancos presten un poco más. Sin embargo, esto no puede ir muy lejos: la conducta precautoria del sistema financiero es consecuencia de la dolarización de los últimos dieciocho meses. Y al depositante puede no gustarle que le dirijan sus ahorros. Es que justamente la creencia de que se trata de plata nueva comparte la ingenuidad de quienes depositan el dinero en el banco y creen que queda depositado hasta que se decide retirarlo. Los bancos mantienen aproximadamente una cuarta parte del dinero en caja y el resto lo prestan. Proponer financiar “nuevos” préstamos con “viejos” depósitos es un juego de suma cero: si los bancos pretenden otorgar nuevos créditos se preocuparán por recuperar más rápido los ya otorgados para hacerse de capacidad prestable.