Escribiendo una revisión del libro de la McCloskey, How to be human – though an economist me encontré con una cita preciosa, que un tuit me llevó a recordar.
Uno de mis capítulos-artículos favoritos es "Yes, Competence is Profitable, Now That You ASK; But Why Ask?". Es la respuesta de la McCloskey a Laband y Taylor (1992) que buscaron contrastar la (supuesta) afirmación de McCloskey de que escribir bien es provechoso para el economista.
En particular, estos autores compararon el estilo de economistas en revistas especializadas y en el Wall Street Journal y concluyeron que, en tanto el estilo no parece influenciar el éxito de los economistas, los beneficios de aprender a escribir bien son bajos.
McCloskey -socrática como siempre- comienza su respuesta rememorando un diálogo entre George Stigler y Milton Friedman.
"George: Milton ¡sos un predicador! Si la gente quisiera libre-comercio, lo tendría. Si no lo quieren, no importa cuanto esfuerzo de persuasión hagan los economistas, no van a cambiar de opinión.
Milton: Ah, ahí es donde somos diferentes, George. Los dos admiramos a los mercados pero vos crees que ya hicieron su trabajo.
George: ¿Y por qué no? La gente persigue el interés propio y votan con sus billeteras - ¡es suficiente mercado para mi! Ellos compraron aranceles, aranceles debe ser lo que quieren.
Milton: No. Ellos persiguen sus intereses pero, a menudo, no saben cuales son sus intereses. La gente necesita educación. El ciudadano medio no tiene idea de que los aranceles son dañinos.
George: ¡Educación! Intentá educar a un lobbista de la industria textil.
Milton: Como te dije, es ahí donde no estamos de acuerdo. Soy un maestro y creo que la gente hace algunas cosas porque son ignorantes.
George: Y yo soy un científico, un economista científico: la gente hace lo que hace porque es sabia."
Y concluye, fenomenal, McCloskey.
"Laband y Taylor son stiglerianos. Creen, con el Dr. Pangloss, que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Los friedmanitas , mi propia tribu, cree que podríamos vivir en él si sólo nos detuviéramos a pensar. Los stiglerianos suponen la racionalidad; los friedmanitas la enseñan. Los stiglerianos celebran al mundo; los friedmanitas lo cambian. Los stiglerianos detestan la política: lo que es, es. Los friedmanitas la abrazan: lo que pueda ser, será. Los stiglerianos son pesimistas, a la manera del maestro. Los friedmanitas son optimistas."