Empiezo por una nota al pie de página. A la economía se la llama la ciencia sombría (mi traducción de dismal science, hay otras). La mayoría cree que esto es porque los economistas somos agoreros, o pedimos recortes en el gasto, o simplemente porque señalamos a diestra y siniestra (bue, no tanto a siniestra) que hay algo llamado restricción presupuestaria que hay que respetar. Yo creía lo mismo pero un ensayo de David Levy aparecido en el Journal of the History of Economic Thought, Volume 23, Number 1, 2001 dice lo siguiente:
Here is a fact that seems to surprise many deeply learned scholars. The term "dismal science" was applied to British political economy as the 1840s ended because of its role bringing about the emancipation of West Indian slaves in the 1830s.
Sin embargo, hoy vengo en carácter de agorero. Estoy muy preocupado por lo que ocurre en la economía mundial. A los déficit gemelos de los EE.UU. hay que agregar un nivel de apalancamiento fenomenal. Y la baja reciente en los precios de las materias primas básicas empieza a cobrar sus víctimas. Un hedge fund canadiense, Amaranth, acaba de anunciar que perdió U$S 6 mil millones de los U$S 9 mil millones que administraba en menos de un mes (la historia pueden leerla en The Economist). La historia no es extraña a Wall Street: un pendejo de 32 años apostó a la suba de los futuros de gas durante el 2005. Y el huracán Katrina le hizo ganar fortunas a él (entre U$S 75 y U$S 100 millones) y al hedge fund que obviamente lo nombró Jefe de las operaciones de trading de derivados de energía. Sin embargo, este fue año sin grandes tormentas y entonces el precio de gas (y los futuros) cayeron.
No me preocupan los inversores del hedge fund, inversores de mucho dinero (aunque el efecto riqueza negativo es significativo). Me preocupa el apalancamiento y las contrapartes de los hedge funds (los bancos) que son bastante descuidados usualmente con el riesgo crediticio de estos fondos especulativos que son hoy clientes importantísimos.
Venimos de años y años de retornos impresionantes en los mercados financieros. Además, las empresas y las familias están bastante endeudadas. Y el bajísimo nivel de transparencia de los mercados financieros, con estos hedge funds poco o nada regulados y la mala contabilidad de los bancos que tienen gerencias de riesgo que no entienden o no quieren entender, son un caldo de cultivo para el desastre.
Espero tener que comerme mis palabras (y no será la primera vez).
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