La buena noticia es que Argentina no enfrenta los riesgos macroeconómicos típicos de su historia ya que los frentes externo y fiscal están seguros gracias al tipo de cambio real alto y la restructuración agresiva de la deuda externa.
La mala noticia es que hay dos problemas serios: la inseguridad y la infraestructura energética.
Lo feo, lo realmente feo, es que el gobierno K no reconoce la existencia de estos problemas. Tal vez porque no tiene la menor idea de que hacer al respecto.
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