
No hace falta ser politólogo para deducir que, al escaparse la mortífera tortuga del dengue, se pretendió mostrar ante el virus A/H1N1 una ejecutividad contra los males importados que está muy lejos de ser cierta.
No hace falta ser politólogo para deducir que, al escaparse la mortífera tortuga del dengue, se pretendió mostrar ante el virus A/H1N1 una ejecutividad contra los males importados que está muy lejos de ser cierta.