sábado, 7 de enero de 2006

Falacias

Steven Landsburg, un buen economista y mejor escritor, suele publicar en la columna Everyday Economics de Slate. De paso, es una columna interesante, en la línea del muy buen libro de Sebastián Campanario "La Economía de lo Insólito" (donde lo insólito es que a la economía de las cosas simples de la vida se la llame economía de lo insólito).

Landsburg discute el caso de una pobre mujer (en todos los sentidos de la palabara pobre) que sufría de cáncer terminal y que estaba conectada a un respirador. Pero nadie pagaba las cuentas y, luego de notificar a la familia, el hospital desconectó el respirador y a los 15 minutos la pobre mujer murió.

Siguiendo una conocida tradición neoclásica, Landsberg opina que en este caso no hay un conflicto entre las consideraciones económicas y la compasión. Algunos argumentos son bien conocidos para los estudiantes de economía del bienesar. Aquí van:

  1. Si le preguntan a la gente pobre donde ubicaría su necesidad por "asistencia respiratoria mecánica garantizada" seguramente va a estar bien al final de la lista de sus preferencias. La leche, conjetura Landsberg, va a estar bien al tope de las preferencias.
  2. Cueste lo que cueste la asistencia respiratoria mecánica garantizada, seguramente la pobre mujer hubiera preferido el dinero en efectivo o alimentos.
  3. No es compasión darle asistencia respiratoria a alquien que necesita algo más urgente como huevos o leche.

Algunos comentarios. Landsberg aquí, y la economía neoclásica en general, razonan como si uno estuviera realmente inmerso en un problema de programación dinámica donde decide para todo el resto de su existencia. Obviamente una persona pobre prefiere la leche para sus hijos hambrientos a una póliza de seguro de respiración asistida cada vez que se le pregunten... excepto si se lo preguntan cuando está en el medio de una falla respiratoria masiva.

Esto me recuerda a las boludeces seudo-paretianas conocidas como "el principio de la compensación" que suelen sufrir los estudiantes de economía internacional: en general, es posible para los los que ganan con el libre comercio compensar a los perdedores de forma al que todos estén mejor que en la autarquía. El problema es que el camino hacia el libre comercio está pavimentado de todo menos compensaciones.

Ahora, hay un problema económico en todo esto y es la necesidad de racionar la asistencia sanitaria. ¿Qué es mejor? ¿Proveer sanidad básica a mucha gente o un trasplante a pocos? Pero esto no tiene que ver con desconectar un respirador por falta de pago y justificarlo diciendo que esa persona moribunda hubiera preferido una copa de leche si le hubieran dado a elegir mucho tiempo antes.

Estoy podrido de las expectativas racionales. Sobre todo cuando se aplican en situaciones límite.

1 comentario:

  1. Anónimo5/2/06 16:56

    Me parece que tu crítica al razonamiento de Landsberg sobre la mujer no tiene nada que ver con la validez o invalidez de las expectativas racionales. Más aún, tu crítica central de que "excepto si se lo preguntan cuando está en el medio de una falla respiratoria masiva" es en realidad, el caso clásico de inconsistencia temporal (el curso de acción que es óptimo hoy, mañana no lo es, aún bajo completa certidumbre), totalmente compatible con los supuestos neoclásicos de maximización y racionalidad.
    Dicho esto, aclaro que no pretendo defender el neoclasicismo a toda cota.

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