Hace unos días empecé a ver The West Wing, una serie norteamericana sobre los entrelones de un gobierno demócrata. Confieso que a esta altura ya me tiene un poco harta porque se puso medio repetitiva y a veces es demasiado políticamente correcta, pero por lo menos me sirve para aprender historia yanqui de la que soy bien ignorante. Mientras la miraba, descubrí con sorpresa que mucho del análisis político que se hace en el país está de lo más inspirado en The West Wing, lo que considerando las obvias diferencias entre un país y otro no siempre puede ser lo más adecuado, pero para no ir en contra de la corriente haré lo mismo porque encontré un ejemplo que me llegó al corazón.
En algún momento de la primera o la segunda temporada, en la serie se festeja Acción de Gracias. Esta es como una especie del San Martín europeo, una fiesta de otoño y de las cosechas. En el norte de las Europas se suele comer pato o cerdo, en EEUU se come pavo y es un festejo más importante que en Europa, donde muchas veces pasa sin pena ni gloria porque los tipos pasan todo el otoño comiendo rico.
Pues bien, en el capítulo de The West Wing donde hay que matar al pavo, el Presidente anda buscando un cuchillo para regalar. Su asistente le tiene que traer un cuchillo que le guste y hasta que encuentra el mejor le trae un cuchillo alemán, un yanqui y un japonés. Es bien conocido que los cuchillos alemanes y los japoneses son los mejores del mundo, aunque parece que en el último tiempo la competencia la va ganando este último país. Yo me imaginaba que los cuchillos norteamericanos podrían también estar jugando este partido, pero según la serie, no.
Los que seguro no lo estamos jugando somos nosotros. Cuando yo era joven y viajera, uno veía cubiertos argentinos en casi todos los países latinoamericanos menos desarrollados. Y era uno de esos signos clarísimos que ilustraban la diferencia en el nivel de desarrollo. Una industria del acero capaz de producir artículos de consumo y exportarlos. Hoy, los cuchillos que se usan en las cocinas, las mesas y los restaurantes argentinos son brasileños en el mejor de los casos y chinos en el peor. Yo, como gran cocinera que soy, he juntado a lo largo de mi vida una serie de cuchillos que sirva para cumplir todas las actividades cocineriles con excelencia. Tengo un cuchillo para cortar tomates, otro para pelar cebollas, uno para cortar el asado recién salido del horno, otro para cortar carne cruda, uno bien largo y flexible para cortar el salmón marinado en lonjas finitas, algunos para cortar queso, otros para untar mejor la manteca y, por supuesto, un maravilloso cuchillo para cortar el pan que me sirve para montones de cosas más. Y la verdad es que sufro viendo la falta de cuchillos argentinos de buena calidad en los supermercados y los bazares, que me parece sintomática del estado de la industria argentina.
Todo esto viene a cuento porque hoy en mi revista preferida encontré un debate entre un economista coreano y un economista hindú muy conocidos sobre las ventajas y desventajas de tener un sector industrial, donde los dos tienen razón. La tendencia secular en la mayoría de los países a medida que se desarrollan es pasar de una economía donde la actividad predominante es la agricultura, a una donde la que predomina es la industria, a otra donde predominan los servicios. Todo esto tiene que ver con el desarrollo tecnológico. A medida que aumenta la tecnología, las máquinas reemplazan a los seres humanos en tareas que requieren fuerza o repetición y así pasan dos cosas: esos sectores crean menos empleo – o directamente lo expulsan – y aumenta la productividad de la economía. En el sector servicios también hay aumentos de productividad pero no en todos. Los más famosos donde sí los hay son el sector financiero y el del comercio al por menor, los más famosos donde no los hay son los conciertos y los partidos de fútbol. Además, hay servicios que requieren altas calificaciones, como los de los ingenieros, y servicios que no, como los de barrenderos, aunque esto último también es discutible.
Lo cierto es que por más división del trabajo que haya, un país como Argentina tiene que tener de todo un poco. Producción agropecuaria para alimentar a su población sin riesgos y para aprovechar las ventajas comparativas. Producción industrial para agregarle valor a las materias primas y porque la innovación tecnológica proviene sobre todo del sector manufacturero. Producción de servicios porque es lo que más crea empleo y porque la calidad de vida de la gente depende cada vez más de servicios personales, de cuidado o culturales. Y estaría bien que nos dejáramos de discutir si una cosa o la otra y dejar que todas se desarrollen lo mejor posible aprovechando todas las sinergias que aparezcan entre unas y otras.
Lo que sí, necesitamos más protección social y cuidar el medio ambiente. Pero nada que un buen seguro de desempleo y esas chimeneas modernas que no dejan que salga humo no arreglen.
"Lo que sí, necesitamos más protección social y cuidar el medio ambiente. Un buen seguro de desempleo y esas chimeneas modernas que no dejan que salga humo"
ResponderBorrar¿Y quien lo garpa?
Yo quiero vivir en un depto de 300 metros, ser millonario, no haber robado ni laburado y que mi señora sea parecida a Valeria Mazza....dale
Bueno, tendríamos que pensar cómo pagarlo. Es algo que si no lo hacés te cuesta más caro todavía.
ResponderBorrarPara saber de historia de los EEUU no hay como A People's History Of The United States by Howard Zinn diponible online.
ResponderBorrarLisa, muchísimas gracias por el link!!! Justo en mi último post menciono tal libro.
ResponderBorrarAna, está bien que Argentina "deba" tener de todo un poco. El tema es como lograrlo. Para mí se logra aprovechando nuestras ventajas comparativas mediante acuerdos de libre comercio. Protegiendo artificialmente la industria del cuchillo, no. Esto último no quiere decir que una industria del cuchillo no pueda surgir en una Argentina abierta. Si Argentina tiene una ventaja comparativa en la producción de carne para asado, puede tenerla en la producción de cuchillos para asado...es solo cuestión de incentivar mediante reglas de juego claras. Y tratados que incentiven reglas de juego claras.
ResponderBorrarEstá muy bien eso de no proteger artificialmente, pero tampoco hace falta desproteger artificialmente. Yo no veo por qué Brasil o China deberían tener mayores ventajas comparativas que Argentina para producir bienes de consumo donde el acero entra como insumo, sean estos cuchillos como tijeras, electrodomésticos o, ponele, instrumental quirúrgico. Creo que muchas de nuestras desventajas se deben a políticas erráticas al respecto, entre otras cosas.
ResponderBorrarUna pregunta, el 15% de PBI industrial que tenemos, como compara con loas países del 1er mundo, y con los BRIC?
ResponderBorrarEs el 20%, en realidad. El promedio de la OECD es 16%, como Brasil. México, un poco menos. China tiene 34%. Finlandia, Alemania, Irlanda y la Rep. Checa entre 22% y 25%. Suecia anda alredor del 20% y la India, alrededor del 15%. Corea y Malasia, por el 27%.
ResponderBorrarMuy interesante la anécdota de los cuchillos argentinos en otros países ( un ejemplo más obvio y familiar el de las industrias culturales ): es una pequeña muestra de nivel de desarrollo relativo ( dentro del subcontinente ) y absoluto que había alcanzado la Argentina. Es algo que se va olvidando, como lo demuestra el típico "¿si pero AHORA, cómo hacemos?", que no parece encontrar en la historia económica argentina del período c.1930- c.1975 nada que merezca ser aprovechado ni estudiado ( salvo para denostarlo )
ResponderBorrarcoincido: pero desproteger artificialmente lo veo justamente como no tener reglas de juego claras, no ser "business friendly", ser burocrático, tener riesgo país alto, etc. Es decir, trabas artificiales a la innovación producto de la intervención política, o de políticas erráticas al respecto.
ResponderBorrarSaludos!
Ana, en el punto "o no veo por qué Brasil o China deberían tener mayores ventajas comparativas que Argentina para producir bienes de consumo donde el acero entra como insumo", me parece muy claro que si esa industria es intensiva en mano de obra, al menos en el caso chino (pero con un poco más de tolerancia se aplica la misma idea al brasileño) la diferencia con Argentina es clara: es un país donde la mano de obra es mucho más abundante en términos relativos. En forma especular (y necesaria, según Hecksher-Ohlin) Argentina es relativamente abundante en recursos naturales (de nuevo, cabe la misma calificación algo dudosa sobre la comparación con Brasil). No me animaría a decir claramente que en Brasil ha habido más estabilidad en las políticas (¿macroeconómicas? ¿industriales?) como para hacer una diferencia. Finalmente, hay que tener presente que el argumento económico para proteger debe apuntar a señalar las fallas de mercado. Habitualmente se hace una especie de combinación de fallas en los mercados de capitales (que siempre tienen la culpa de casi todo) y de economías de escala o de aprendizaje tecnológico. Pero SIEMPRE, en todos esoso casos, la protección recomendada (más allá de que sea primer o segundo óptimo) HA DE SER TRANSITORIA. Cuando la industria alcance su madurez, no deberá protegerse. Finalmente, no conozco en detalle el caso de la industria, pero a menos que haya quedado muy especialmente tratada el arancel externo del MERCOSUR haría que actualmente Brasil y Argentina tuvieran la misma protección (formal, al menos; la efectiva es complicada de estimar, pese a que es la relevante). Y aunque no sé nada sobre qué pasa en China con la protección a los cuchillos, me animaría a apostar fuerte que no tiene ninguna protección.
ResponderBorrar"Producción industrial para agregarle valor a las materias primas y porque la innovación tecnológica proviene sobre todo del sector manufacturero." Esto no ha sido así en las últimas décadas. Si uno mide la evolución de la productividad total de factores, la agricultura le ha ganado a la industria. Lamento no tener a mano las referencias para citarlas,pero hay muchas.
ResponderBorrarBienvenida tanto tiempo! (¿Soy el único que notó que hace un montón que no aparecía Ana C.?)
ResponderBorrarsi Nelson, pero, con la agricultura no viven 40MM de personas
ResponderBorrarEl problema es la constancia, Brasil protegio su industria 40/60 años, aca pasamos del pendulo cada 10 años
Yo tambien me di cuenta, bienvenida Ana de nuevo
ayjblog: el empleo no lo genera la industria en casi ningún lugar del mundo. Si ése es el criterio, deberíamos pensar en los servicios, no en la industria.
ResponderBorrarEscribi mas seguido!!
ResponderBorrarMi experiencia sobre los cuchillos es bastante diferente. Desde que tengo memoria, los cuchillos en cualquier lugar mas o menos bueno dentro de latinoamerica, siempre fueron de Brasil.
Sobre el punto en cuestion, no quiero ser rompebolas, pero como te gustaria que fuese la distribucion por rubro? Idealmente por suepuesto.
Y porque pensarias que dicha realineacion seria mejor para la Argentina en el largo plazo?
Honestamente curioso.
casi, palabra exacta, ahora bien, si la agricultura no, la industria tampoco, entonces? Malthus?
ResponderBorrarYo como asado con uno argentino, que me regalaron de pibe, con cabo y vaina de tiento y es una maravilla. Pero, ejem, la hoja es brasileña y el cuhillo tiene más de 20 años.
ResponderBorrarCreo que un punto importante es cómo el cambio tecnológico y los costos de transporte/organización/logística van moldeando la extensión de los mercados. Es probable que hayamos podido penetrar en países de LATAM con cuchillos en aquel entonces porque el mercado estaba más acotado. Posteriormente, con la caída del muro y no se cuántas cosas más, colocar cuchillos se vuelve más complicado (ceteris paribus) y a lo mejor eso hace que jugar Heckscher Ohlin sea una mejor estrategia en términos de payoffs colectivos. Ahora bien, el proceso político que determina la asignación de esas ganancias no es moco de pavo, y puede que al final de todo uno prefiera mantener operativo un sector que tiene todas las de perder contra los de afuera.
ResponderBorrarEs prácticamente un consenso tácito el que la desmaterialización de las economías modernas viene de la mano del desarrollo de los países y el crecimiento del pib per cápita. Después de todo, debe haber algo de pirámides de Maslow dentro de las estructuras de preferencias de la gente.
Muy lindo post, un abrazo!
Los economistas tendemos a pensar que, dados incentivos adecuados, todo tarde o temprano va a evolucionar en respuesta a esos incentivos. En este post (como en las tipicas discusiones sobre industria y desarrollo), los economistas aplicamos ese mismo criterio.
ResponderBorrarLo cierto es que no todas las sociedades responden igual a los mismos incentivos.
En la Argentina hemos tenido un proceso de desarrollo industrial promovido por el gobierno (Peron del 55), el cual se dilapido luego cuando los industriales en los 60 y adelante siguieron exigiendo la proteccion a la que estaban acostumbrados.
En los 90, algunos industriales aprovecharon para recomponer su atrasada tecnologia y voilverse mas competitivos, pero la mayoria simplemente decidio "cash in" en vez de invertir.
Hoy dia, la Argentina continua con su proceso de desindustrializacion a futuro con un gobierno que hace que el pais cada vez produzca menos petroleo y energia, y con una economia que depende cada vez mas del sector agropecuario.
En suma: los incentivos, la proteccion, la libertad de mercado, son debates secundarios a la cultura "industrial" de un pais. La Argentina no tiene ni los dirigentes ni los industriales ni gente con esa cultura. Y sin esa cultura industrial, no hay incentivos que valgan.
Utis
No sé de cuchillos, pero cerca de mi hogar la planta de Apogeo se amplió y encima compraron enfrente (o sea que las medias rinden). Hace 18 años cuando me casé, los cuchillos (que aún tengo) y gran parte de los insumos de cocina fueron de Tramontina.
ResponderBorrarQue sea más seguido, Ana C.