Mejorando seguramente mis apostillas, Roberto Frenkel publicó un artículo en La Nación sobre la política monetaria y la esterilización que transcribo:
Política monetaria: no hay problemas
Por Roberto Frenkel
Para LA NACION
Llega 2007 y la cuestión de las intervenciones del Banco Central en el mercado de cambios continúa muy confusa para el público y también para muchos economistas. Los artículos de prensa no ayudan mucho y hay una pavorosa escasez de artículos técnicos sobre el tema. Aprovechando este momento de reposo, me propongo entretener al lector con una contribución algo técnica sobre esta espinosa cuestión.
El Banco Central interviene comprando moneda internacional para sostener el tipo de cambio y para acumular reservas. Lo primero que debe comprenderse al respecto es que con esta práctica el banco no pierde el control de la oferta monetaria y la tasa de interés de corto plazo. Ciertamente el banco expande la base monetaria cuando compra dólares (lo que induciría la baja de la tasa de interés). Pero puede compensar completamente esta expansión (y mantener consecuentemente inalterada la tasa de interés) absorbiendo el incremento de liquidez generado en la intervención cambiaria. Esto se llama intervención completamente esterilizada.
El Banco Central y el Tesoro argentinos han venido absorbiendo la expansión generada en el mercado de cambios a través de varios canales. Sin embargo, para poner el argumento en el extremo, vamos a suponer que toda la absorción es realizada por el Banco Central mediante la colocación de papeles (nuestras Lebacs y Nobacs).
El exceso de oferta de moneda internacional en el mercado (al tipo de cambio que quiere sostener el banco central y a la tasa de interés local vigente) es equivalente a un exceso de demanda de activos en pesos. Podemos imaginar la intervención completamente esterilizada como una operación en dos pasos. En el primero, el Banco Central compra el exceso de oferta de dólares y expande la base. La situación resultante mostraría un incremento de la base monetaria, una cantidad inalterada de activos financieros domésticos que pagan interés y una tasa de interés local más baja que la inicial. En el segundo paso, el Banco Central coloca un monto de activos financieros exactamente igual al exceso de demanda inicial, por lo que aumenta en ese monto la cantidad de activos locales, y absorbe el incremento de base monetaria, reponiendo la tasa de interés a su nivel original. Mediante esas operaciones el Banco Central compensa el cambio de portafolio del sector privado. El sector privado quería más activos domésticos y ofertaba a cambio activos en moneda internacional. Si el Banco Central no intervenía, los precios debían modificarse. Pero el Banco Central oferta los activos domésticos demandados y se queda a cambio con más activos externos, dejando inalterados los precios (el tipo de cambio y la tasa de interés) La intervención compradora completamente esterilizada es posible en cualquier momento del tiempo. ¿Pero es posible realizar continuadamente esa política? No en cualquier circunstancia. Depende de la tasa de interés que se obtiene por las reservas internacionales, la tasa de interés local y la tasa de aumento del tipo de cambio. Si la tasa de interés local es muy alta con relación a la suma de la tasa de interés internacional más la tasa de aumento del tipo de cambio, el Banco Central puede incurrir en un costo de esterilización creciente y perder el control de las variables monetarias. No es el caso de nuestro país. Por la magnitud moderada de la tasa de interés local, aquí no hay problemas de sostenibilidad de la política de intervención esterilizada.
A continuación ponemos un poco de carne alrededor de esos huesos duros considerando algunos datos de nuestra economía. Para facilitar la exposición examinamos solamente magnitudes aproximadas de las componentes principales del balance del Banco Central. Veamos en primer lugar el costo actual de la esterilización. Las existencias de pasivos del Banco Central (letras y notas) alcanzan $ 40.000 millones, que pagan aproximadamente 10%. En consecuencia, el costo financiero anual de estos pasivos representa unos $ 4000 millones.
Del otro lado del balance, las reservas internacionales suman unos $ 31.000 millones, que representan unos $ 96.000 millones. El rendimiento en pesos de estas reservas es aproximadamente 7%. Este rendimiento es la suma de 4%, correspondiente a la tasa de interés internacional obtenida por las reservas, más un 3% anual correspondiente a la tasa de aumento del tipo de cambio nominal. Consecuentemente, las reservas devengan un ingreso anual de $ 6700 millones.
Como se ve, $ 6700 millones es mayor que $ 4000 millones. Los ingresos por las reservas son superiores al costo financiero de los papeles de esterilización.
Pero si la tasa de interés local pertinente (10%) es mayor que la suma de la tasa de interés internacional más la tasa de aumento del tipo de cambio (7%), ¿por qué los ingresos resultan mayores que los gastos? Lógicamente, porque el pasivo de esterilización del Banco Central es menor que el activo de reservas. Una razón de esta diferencia es que el Banco Central puede (y debe) colocar también otro pasivo, el incremento de demanda de base monetaria, que no rinde interés pero que también es demandado. Esta colocación de base se denomina señoraje y se resta de la necesidad de esterilización. Actualmente la existencia de base representa unos 70 $MM. Si la demanda de base monetaria crece al ritmo del PBI nominal, un 20% de aumento del PBI nominal, como el que aproximadamente tuvimos en 2006, representa un incremento de demanda de base monetaria de $ 14.000 millones.
Esbozo de resultados
Con las consideraciones expuestas, estamos en condiciones de trazar un esbozo de los resultados de la esterilización completa en 2007, suponiendo que el Banco Central compra 10.000 millones de dólares en el año. Suponemos también un crecimiento del PBI nominal de 17% (menor que el de 2006). Las mencionadas compras de dólares representarían una expansión de unos $ 31.000 millones. Los pagos de intereses por los papeles de esterilización existentes (10% de $ 40.000 millones) representan $ 4000 millones adicionales de expansión. Para calcular la esterilización, de esos $ 35.000 millones de expansión deben restarse $ 12.000 millones correspondientes al incremento de base monetaria (con una elasticidad-PIB unitaria, es el 17% del stock actual de base de $ 70.000 millones). Resulta una necesidad de esterilización de $ 23.000 millones. A fin de 2007, el pasivo de esterilización alcanzaría $ 63.000 millones y las reservas internacionales serían aproximadamente 42.000 millones de dólares.
Obsérvese que a fines del año que termina, la relación entre pasivos monetarios más pasivos de esterilización y reservas era de 1,15 (pasivos por $ 110.000 millones contra $ 96.000 millones de reservas). Suponiendo un aumento de 3% del tipo de cambio y un rendimiento de 4% de las colocaciones en el exterior, esa relación resultaría 1,08 a fines de 2007 (pasivos por $ 145.000 millones contra 134.000 millones de reservas). ¿Me quieren decir dónde está el problema?
domingo, 31 de diciembre de 2006
sábado, 30 de diciembre de 2006
Sobre instituciones
No se mucho sobre instituciones y crecimiento pero mi intuición me dice que todo el asunto de reformas estructurales, desarrollo de instituciones, etc. es caca. O, en forma algo más sofisticada, creo que las instituciones son consecuencia antes que causa del desarrollo e imagino que buena parte de los análisis que están dando vuelta afirmando lo contrario confunden correlación con causalidad (cosa que ya ocurrió con el monetarismo, dicho sea de paso).
De cualquier manera, me impresionó la evolución del tema "pesificación" en nuestra Corte Suprema. Años atrás, el miedo era que la corte menemista le redolarizara la economía (como si eso fuera posible) al gobierno anti-menemista. Varios años después, la corte progresista simplemente convalidó lo que la realidad económica administró. Y me llamó la atención, a esto viene la apostilla, el contraste con lo que ocurrió en EE.UU. cuando se eliminó la clausula oro de los contratos públicos y privados (que se cuenta en un excelente ensayo de Kroszner).
"This clause protected creditors against devaluation of the dollar since they could demand payment in gold or the equivalent value of gold in nominal dollars if the price of gold were to rise during the life of the contract." (todas las citas son de Kroszner y me da fiaca traducirlas pero al menos las voy resumiendo).
Cuenta Kroszner que el 5/6/1933, el Congreso pasó una resolución conjunta de ambas cámaras declarando nula la clausula oro. El dólar se devaluó en relación al oro en forma significativa de US$ 20.67 por onza a US$ 35 en 1934 lo que hubiera significado una suba de 69% en las deudas. El punto importante es que rápidamente, pero por una votación cerrada de 5 á 4, la Corte Suprema de los EE.UU. declaró constitucional la eliminación de la clausula oro. En cambio, nuestra Corte Suprema variable se tomó 5 años. ¿Acaso tenemos menos calidad institucional que EE.UU. en los años 30?
Hasta aquí, lo esencial de mi apostilla. Ahora, una serie de citas del ensayo de Kroszner que me parecen interesantísimas.
El oro ya había empezado a salir de EE.UU. (recuerden, era patrón oro) pero la asunción de Roosevelt calmó transitoriamente a los mercados). ¿Qué hicieron Roosevelt y el Cavallo de su época, Morgenthau?:
"Roosevelt and his new Secretary of Treasury gave public assurances the gold standard was safe, and the markets appeared to believe that the restrictions on gold holding and the gold market would be only temporary. Gold flowed rapidly into the Federal Reserve System for the next month, and the ratio of gold stock to the money supply was the highest that it had been since 1914"
En realidad Roosevelt si quería devaluar el dólar (recuerden: estaban en medio de una depresión) y el problema eran los contratos financieros (¿suena familiar?):
"Following these actions, the value of the dollar in the international gold and foreign exchange markets declined sharply. This de facto devaluation was part of the administration’s overall plan to boost commodity prices in an attempt to revive economic activity. The gold clause, however, complicated the plan to use devaluation to promote recovery. Holders of debt with gold clauses would begin to demand an increase in the nominal value of their payments."
De paso, Kroszner no se priva de señalar las similitudes con otras maxi devaluaciones como las asiáticas o la Argentina.
¿Cómo se redactó la "dolarización" (la eliminación de la clausula oro)? Así:
"Every provision contained in or made with respect to any obligation which purports to give the obligee a right to require payment in gold or a particular kind of coin or currency, or in an amount in money of the United States measured thereby, is declared to be against public policy; and no such provision shall be contained in or made with respect to any obligation hereafter incurred. Every obligation, heretofore or hereafter incurred, whether or not any such provision is contained therein or made with respect thereto, shall be discharged upon payment, dollar for dollar, in any coin or currency which at the time of payment is legal tender for public and private debts....”
Es decir, toda deuda se paga en dólares.
Roosevelt no estaba seguro de que la Corte lo iba a apoyar. Tanto así que consideró desestabilizar el mercado de oro para mostrarle a los jueces lo que ocurriría si rechazaban la eliminación de la clausula oro:
"Roosevelt showed some concern that the decision would be adverse to the government. According to the diaries of Secretary of Treasury Henry Morgenthau, Roosevelt and some of his advisors considered trying to destabilize the gold market, which had held steady at $35 per ounce since the Gold Reserve Act, in order to suggest to the Supreme Court and the public the extent of the chaos that might occur if the government lost"
Finalmente, la Corte, en un cerrado 5-4, aprobó la eliminación porque el Congreso tenía la autoridad de acuñar moneda y regular su valor:
"At noon, Chief Justice Hughes read the 5-4 majority opinion. The majority found that abrogation of the gold clause was constitutional under the powers granted to Congress in Article I, section 8, of the Constitution “to coin Money, [and] regulate the Value thereof.”
Más aun, la mayoría que apoyó la eliminación de la clausula oro entendía perfectamente lo que podía pasar si no lo hacía:
"The majority also took seriously the government’s concern about the dire economic consequences of enforcing the gold clause: “It requires no acute analysis or profound economic inquiry to disclose the dislocation of the domestic economy which would be caused by such disparity of conditions in which, it is insisted, these debtors under gold clauses should be required to pay $1.69 while respectively receiving their taxes, rates, charges and prices on the basis of one dollar of that
currency.”
Claro que hubo quienes se rasgaron las vestiduras y pensaron que era el fin del mundo:
"Justice McReynolds, in a strident and emotional dissent, decried that “the Constitution is gone” and compared the actions of the government in these cases to those of “Nero in his worst form.” The minority expressed “shame and humiliation” at the majority’s decision and found the consequences of the decision upholding repudiation “abhorrent.” With the sanctity of private contracts now eliminated and the government effectively repudiating its obligations, the dislocation of the domestic economy could be much greater in the long run than any possible short run disruptions due to gold clause enforcement."
Que se entienda, el propio Kroszner reconoce que la decisión de la corte es igual a un jubileo pero, a la vez, muestra evidencia a favor de la hipótesis que sostiene que los altos costos del stress financiero y la deflación en las deudas son tales que a veces conviene buscar alguna forma de alivio o quita antes que exigir el pago en los términos contractuales iniciales:
"The evidence presented above is consistent with the “high distress costs and debtdeflation” hypothesis. The debt repudiation that was the practical effect of the gold clause decision increased the value of both debt and equity, and firms with greater likelihood of experiencing financial distress had the greatest increase in the value of their securities. These results suggest that models emphasizing debt overhang and the costs of financial distress can have empirical relevance for evaluating policies of debt relief for both firms and nations."
Esto no quiere decir que hay que repudiar todo el tiempo. Pero pagar lo que no se puede es, en sí, una contradicción en sus términos.
Igual, mi tema es otro: la Corte que nos toca.
De cualquier manera, me impresionó la evolución del tema "pesificación" en nuestra Corte Suprema. Años atrás, el miedo era que la corte menemista le redolarizara la economía (como si eso fuera posible) al gobierno anti-menemista. Varios años después, la corte progresista simplemente convalidó lo que la realidad económica administró. Y me llamó la atención, a esto viene la apostilla, el contraste con lo que ocurrió en EE.UU. cuando se eliminó la clausula oro de los contratos públicos y privados (que se cuenta en un excelente ensayo de Kroszner).
"This clause protected creditors against devaluation of the dollar since they could demand payment in gold or the equivalent value of gold in nominal dollars if the price of gold were to rise during the life of the contract." (todas las citas son de Kroszner y me da fiaca traducirlas pero al menos las voy resumiendo).
Cuenta Kroszner que el 5/6/1933, el Congreso pasó una resolución conjunta de ambas cámaras declarando nula la clausula oro. El dólar se devaluó en relación al oro en forma significativa de US$ 20.67 por onza a US$ 35 en 1934 lo que hubiera significado una suba de 69% en las deudas. El punto importante es que rápidamente, pero por una votación cerrada de 5 á 4, la Corte Suprema de los EE.UU. declaró constitucional la eliminación de la clausula oro. En cambio, nuestra Corte Suprema variable se tomó 5 años. ¿Acaso tenemos menos calidad institucional que EE.UU. en los años 30?
Hasta aquí, lo esencial de mi apostilla. Ahora, una serie de citas del ensayo de Kroszner que me parecen interesantísimas.
El oro ya había empezado a salir de EE.UU. (recuerden, era patrón oro) pero la asunción de Roosevelt calmó transitoriamente a los mercados). ¿Qué hicieron Roosevelt y el Cavallo de su época, Morgenthau?:
"Roosevelt and his new Secretary of Treasury gave public assurances the gold standard was safe, and the markets appeared to believe that the restrictions on gold holding and the gold market would be only temporary. Gold flowed rapidly into the Federal Reserve System for the next month, and the ratio of gold stock to the money supply was the highest that it had been since 1914"
En realidad Roosevelt si quería devaluar el dólar (recuerden: estaban en medio de una depresión) y el problema eran los contratos financieros (¿suena familiar?):
"Following these actions, the value of the dollar in the international gold and foreign exchange markets declined sharply. This de facto devaluation was part of the administration’s overall plan to boost commodity prices in an attempt to revive economic activity. The gold clause, however, complicated the plan to use devaluation to promote recovery. Holders of debt with gold clauses would begin to demand an increase in the nominal value of their payments."
De paso, Kroszner no se priva de señalar las similitudes con otras maxi devaluaciones como las asiáticas o la Argentina.
¿Cómo se redactó la "dolarización" (la eliminación de la clausula oro)? Así:
"Every provision contained in or made with respect to any obligation which purports to give the obligee a right to require payment in gold or a particular kind of coin or currency, or in an amount in money of the United States measured thereby, is declared to be against public policy; and no such provision shall be contained in or made with respect to any obligation hereafter incurred. Every obligation, heretofore or hereafter incurred, whether or not any such provision is contained therein or made with respect thereto, shall be discharged upon payment, dollar for dollar, in any coin or currency which at the time of payment is legal tender for public and private debts....”
Es decir, toda deuda se paga en dólares.
Roosevelt no estaba seguro de que la Corte lo iba a apoyar. Tanto así que consideró desestabilizar el mercado de oro para mostrarle a los jueces lo que ocurriría si rechazaban la eliminación de la clausula oro:
"Roosevelt showed some concern that the decision would be adverse to the government. According to the diaries of Secretary of Treasury Henry Morgenthau, Roosevelt and some of his advisors considered trying to destabilize the gold market, which had held steady at $35 per ounce since the Gold Reserve Act, in order to suggest to the Supreme Court and the public the extent of the chaos that might occur if the government lost"
Finalmente, la Corte, en un cerrado 5-4, aprobó la eliminación porque el Congreso tenía la autoridad de acuñar moneda y regular su valor:
"At noon, Chief Justice Hughes read the 5-4 majority opinion. The majority found that abrogation of the gold clause was constitutional under the powers granted to Congress in Article I, section 8, of the Constitution “to coin Money, [and] regulate the Value thereof.”
Más aun, la mayoría que apoyó la eliminación de la clausula oro entendía perfectamente lo que podía pasar si no lo hacía:
"The majority also took seriously the government’s concern about the dire economic consequences of enforcing the gold clause: “It requires no acute analysis or profound economic inquiry to disclose the dislocation of the domestic economy which would be caused by such disparity of conditions in which, it is insisted, these debtors under gold clauses should be required to pay $1.69 while respectively receiving their taxes, rates, charges and prices on the basis of one dollar of that
currency.”
Claro que hubo quienes se rasgaron las vestiduras y pensaron que era el fin del mundo:
"Justice McReynolds, in a strident and emotional dissent, decried that “the Constitution is gone” and compared the actions of the government in these cases to those of “Nero in his worst form.” The minority expressed “shame and humiliation” at the majority’s decision and found the consequences of the decision upholding repudiation “abhorrent.” With the sanctity of private contracts now eliminated and the government effectively repudiating its obligations, the dislocation of the domestic economy could be much greater in the long run than any possible short run disruptions due to gold clause enforcement."
Que se entienda, el propio Kroszner reconoce que la decisión de la corte es igual a un jubileo pero, a la vez, muestra evidencia a favor de la hipótesis que sostiene que los altos costos del stress financiero y la deflación en las deudas son tales que a veces conviene buscar alguna forma de alivio o quita antes que exigir el pago en los términos contractuales iniciales:
"The evidence presented above is consistent with the “high distress costs and debtdeflation” hypothesis. The debt repudiation that was the practical effect of the gold clause decision increased the value of both debt and equity, and firms with greater likelihood of experiencing financial distress had the greatest increase in the value of their securities. These results suggest that models emphasizing debt overhang and the costs of financial distress can have empirical relevance for evaluating policies of debt relief for both firms and nations."
Esto no quiere decir que hay que repudiar todo el tiempo. Pero pagar lo que no se puede es, en sí, una contradicción en sus términos.
Igual, mi tema es otro: la Corte que nos toca.
jueves, 28 de diciembre de 2006
Debate dialéctico
Terminando el año me parece justo introducir un debate (si Artemio se pregunta por la lógica represiva de los viejos populismos, ¿por qué no puedo introducir debates de actualidad también?).
La hipótesis, inspirada en una lectura de baño rápida y ocasional (¿qué otra cosa se puede hacer con Hegel aunque le pese a Feinmann?) de la Fenomenología del Espíritu, es la siguiente: ¿es Boca el más grande por River? ¿Boca necesita a River como el amo al esclavo y sin él no sería nada?
En fin, los carteles que siguen parecen apoyar la última hipótesis:
Lloren chicos, lloren.
La hipótesis, inspirada en una lectura de baño rápida y ocasional (¿qué otra cosa se puede hacer con Hegel aunque le pese a Feinmann?) de la Fenomenología del Espíritu, es la siguiente: ¿es Boca el más grande por River? ¿Boca necesita a River como el amo al esclavo y sin él no sería nada?
En fin, los carteles que siguen parecen apoyar la última hipótesis:
Lloren chicos, lloren.
domingo, 17 de diciembre de 2006
Chicle
En el blog de los 3 Chiflados, que no conocía pero que sin duda son gente brillante, encontré este aviso sensacional.
sábado, 16 de diciembre de 2006
Terapia de shock
El 21 de abril de 1975, Milton Friedman envió a Pinochet una carta plena de recomendaciones de política económica.
Allí diagnosticaba una típica inflación monetaria producto de la monetización del déficit:
"La causa de la inflación en Chile es muy clara: el gasto público corresponde, aproximadamente, a un 40% del ingreso nacional. Cerca de un cuarto de este gasto no deriva de impuestos explícitos y, por lo tanto, debe ser financiado emitiendo una mayor cantidad de dinero; en otras palabras, a través del impuesto oculto de la inflación. El impuesto inflación, utilizado para levantar una cantidad de dinero equivalente al 10% del ingreso nacional es, por ende, extremadamente gravoso - una tasa impositiva de 300% a 400% (es decir, la tasa de inflación)- impuesta sobre una estrecha base de cálculo- 3% a 4% del ingreso nacional (es decir, el valor de la cantidad de dinero que circula en Chile como efectivo y depósitos en cuentas corrientes)".
Y, entre otras, hacía una durísima recomendación de política económica:
"Un compromiso del gobierno de reducir su gasto en 25% dentro de seis meses; reducción que debiera tomar la forma de una disminución transversal del presupuesto de cada repartición en 25%, con los relativos a personal a tomarse cuán pronto como sea posible. Sin embargo, las reducciones de gasto debieran ser escalonadas en base a un periodo de seis meses para permitir el pago de generosas indemnizaciones".
Friedman era bien claro. Nada de gradualismo. Y era bien consciente de los costos económicos y sociales:
"Para un país como Estados Unidos, en el cual la inflación es de alrededor del 10%, yo aconsejo una política gradual de eliminación en dos o tres años. Pero para Chile, en que la inflación se mueve entre el 10% y 20% mensual, creo que graduar su eliminación no es viable; conllevaría una tan gravosa operación por un periodo de tiempo tan largo, que temo la paciencia no acompañaría el esfuerzo."
"No existe ninguna manera de eliminar la inflación que no involucre un periodo temporal de transición de severa dificultad, incluyendo desempleo".
Tan consciente era que le recomendaba a Pinochet que "tome las providencias necesarias para aliviar cualquier caso de real dificultad y severa angustia que se de entre las clases más pobres" pero sin ninguna recomendación concreta ya que "en este aspecto, mi ignorancia de la situación y acuerdos actuales vigentes en Chile me hacen imposible ser más específico". Pero... ¿no había que reducir el gasto público? ¿qué "providencia" debía o podía tomar Pinochet?
Lo que siempre me va a asombrar de los economistas ortodoxos es su falta de sentido común que, a veces, se lo llama entender l economía política.
Allí diagnosticaba una típica inflación monetaria producto de la monetización del déficit:
"La causa de la inflación en Chile es muy clara: el gasto público corresponde, aproximadamente, a un 40% del ingreso nacional. Cerca de un cuarto de este gasto no deriva de impuestos explícitos y, por lo tanto, debe ser financiado emitiendo una mayor cantidad de dinero; en otras palabras, a través del impuesto oculto de la inflación. El impuesto inflación, utilizado para levantar una cantidad de dinero equivalente al 10% del ingreso nacional es, por ende, extremadamente gravoso - una tasa impositiva de 300% a 400% (es decir, la tasa de inflación)- impuesta sobre una estrecha base de cálculo- 3% a 4% del ingreso nacional (es decir, el valor de la cantidad de dinero que circula en Chile como efectivo y depósitos en cuentas corrientes)".
Y, entre otras, hacía una durísima recomendación de política económica:
"Un compromiso del gobierno de reducir su gasto en 25% dentro de seis meses; reducción que debiera tomar la forma de una disminución transversal del presupuesto de cada repartición en 25%, con los relativos a personal a tomarse cuán pronto como sea posible. Sin embargo, las reducciones de gasto debieran ser escalonadas en base a un periodo de seis meses para permitir el pago de generosas indemnizaciones".
Friedman era bien claro. Nada de gradualismo. Y era bien consciente de los costos económicos y sociales:
"Para un país como Estados Unidos, en el cual la inflación es de alrededor del 10%, yo aconsejo una política gradual de eliminación en dos o tres años. Pero para Chile, en que la inflación se mueve entre el 10% y 20% mensual, creo que graduar su eliminación no es viable; conllevaría una tan gravosa operación por un periodo de tiempo tan largo, que temo la paciencia no acompañaría el esfuerzo."
"No existe ninguna manera de eliminar la inflación que no involucre un periodo temporal de transición de severa dificultad, incluyendo desempleo".
Tan consciente era que le recomendaba a Pinochet que "tome las providencias necesarias para aliviar cualquier caso de real dificultad y severa angustia que se de entre las clases más pobres" pero sin ninguna recomendación concreta ya que "en este aspecto, mi ignorancia de la situación y acuerdos actuales vigentes en Chile me hacen imposible ser más específico". Pero... ¿no había que reducir el gasto público? ¿qué "providencia" debía o podía tomar Pinochet?
Lo que siempre me va a asombrar de los economistas ortodoxos es su falta de sentido común que, a veces, se lo llama entender l economía política.
viernes, 15 de diciembre de 2006
Digestión
Si, tardé en escribir y en responder a los 11 mensajes que me llegaron reclamando opinión sobre fútbol (¿realmente hay 11 personas qué entran a esta página para leerme hablando de... fútbol? ¿para qué estudié economía durante 20 años?).
Es que parado casi al borde de la cancha no encontraba explicación para el TRI que no fue. Miraba a la Brujita festejar y nada... era de brujas, irreal, imposible.
Perder tres finales seguidas no está dentro de los mundos posibles de un bostero.
Podría reclamar paternidad sobre Gago el hijo bobo y decir: yo les avisé. O recordar también que Palacio no es Caniggia porque corre pero no vuela. Y que Bobadilla no es Pato sino Clemente.
Pero también me equivoqué. No me gustaba Basile... y ganó todo... lo local. (Pero le dieron todo: Insúa, Bilos, Palacio, Battaglia, Cata, Krupoviesa... y sigue la lista... ¡le compraron un equipo entero!).
Y sí me, gustaba Lavolpe (le ganamos a México por un zapatazo; quería volver al 4-4-2...).
¿Me equivoqué? ¿Tenían razón los líricos? ¿Las libertades de Basile motivan más que los cerrojos de Lavolpe?
Pero no tengo mucho para decir. Todavía estoy haciendo la digestión.
miércoles, 13 de diciembre de 2006
Fotos que no valen mil palabras
Pensé ¿para qué publicarlas? No tengo nada interesante para decir sobre la muerte de Pinochet. Y las fotos en sí no dicen mucho porque, ya se sabe, los estados se dan la mano cualquiera sea la persona que los dirija. Pero me llamaron la atención. Y ahí están, para los que tienen la inteligencia política que yo no tengo.
viernes, 1 de diciembre de 2006
Anonimato y blog
Me pregunta Rodolfo Barros: "¿Por qué cree que la mayoría de los blogs de economistas argentinos se presentan con pseudónimos?"
No se sí es la mayoría y solo puedo responder por mi.
En mi caso, por varias razones:
La búsqueda de libertad de expresión. No en el sentido de la "lucha contra el autoritarismo..." sino con el objetivo, menos heroico, de saltar los límites que la pertenencia institucional o laboral impone. Por encuadramiento laborl, hay cosas que pienso que no puede decir. En esos ámbitos, el límite de la autocensura es no decir aquello que no pienso. También hay otro costo: a veces me toca no decir lo que pienso. Lo que de ninguna manera hago es decir lo que no pienso o creo. Sólo acepto el pecado de omisión.
El blog remedia parcialmente estas limitaciones.
Está también el carácter impersonal del anonimato. Uno puede tener un estilo mucho más agresivo y arriesgado frente a la persona que es identificada en la vida real. ¿Acaso en el chat o en los viajes al exterior la gente no pierde las inhibiciones? El blog anónimo como una forma de sacar una chica a bailar superando el miedo al rechazo.
Finalmente, Olivera no sólo es es un pseudónimo, y es más que anonimato. Es un heterónimo que me permite expandir otros límites.
Finalmente, intentar un vehículo de expresión colectivo. Un espacio donde varios se juntan para intercambiar ideas en forma pública.
No se sí es la mayoría y solo puedo responder por mi.
En mi caso, por varias razones:
La búsqueda de libertad de expresión. No en el sentido de la "lucha contra el autoritarismo..." sino con el objetivo, menos heroico, de saltar los límites que la pertenencia institucional o laboral impone. Por encuadramiento laborl, hay cosas que pienso que no puede decir. En esos ámbitos, el límite de la autocensura es no decir aquello que no pienso. También hay otro costo: a veces me toca no decir lo que pienso. Lo que de ninguna manera hago es decir lo que no pienso o creo. Sólo acepto el pecado de omisión.
El blog remedia parcialmente estas limitaciones.
Está también el carácter impersonal del anonimato. Uno puede tener un estilo mucho más agresivo y arriesgado frente a la persona que es identificada en la vida real. ¿Acaso en el chat o en los viajes al exterior la gente no pierde las inhibiciones? El blog anónimo como una forma de sacar una chica a bailar superando el miedo al rechazo.
Finalmente, Olivera no sólo es es un pseudónimo, y es más que anonimato. Es un heterónimo que me permite expandir otros límites.
Finalmente, intentar un vehículo de expresión colectivo. Un espacio donde varios se juntan para intercambiar ideas en forma pública.
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