domingo, 28 de junio de 2009

Contra-chiche

Ya lo dije. Y sigo.

Hoy a la mañana, domingo de elecciones, circa 11 de la matina, iba para votar escuchando Mitre. Gelblung contó que pidió información al 110 de Telefónica y que una operadora Inés lo trató mal o le habló de mala manera. Inexcusable, se despachó:

- "tener un buen trabajo en blanco es una bendición"
- "me rompe la gente que no cuida su trabajo"
- "si la sancionan o la echan no es mi problema"
- "me tiene que pedir disculpas"

¿Desde qué lugar un periodista abusa de su medio para la queja y la presión sobre un trabajador común? ¿Cómo es posible qué se lo permitan sus colaboradores, el medio?

Gelblung, como tanta gente que "llega" a algún lugar, vive engañado por la idea de que el mérito y el esfuerzo propio explican su "éxito". En parte por conveniencia y en parte por ignorancia, no entiende el rol de la suerte en la posición que alcanzaron. Están, como diría Taleb, engañados por no reconocer la aleatoriedad, en este caso, por la posición que se ocupa en la estructura social (dicho sea de paso, esta posición no invalida la idea de que la clase, etc., determinan esa posición sino incluso puede reforzarla).

Gelblung habla desde la arbitrariedad y la impunidad, con un entorno complaciente. En Radio 10 era parte de la miseria general pero ¿por qué, me pregunto de nuevo, Clarín le da este rol?

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