En menos de diez días, la presidenta Kirchner anunció dos paquetes de estímulo a la economía. El 25 de noviembre prometió obras públicas por 71 mil millones de pesos, pero no había un detalle de las obras o de su fuente de financiamiento. Ayer anunció un nuevo paquete de estímulo esencialmente bajo la forma de préstamos baratos a empresas de diferentes sectores y tamaños, y a consumidores de autos y electrodomésticos, que suma unos 13 mil millones de pesos.
A diferencia del primer anuncio, el paquete de préstamos blandos tiene una fuente de financiamiento identificada: los 10 mil millones de pesos de depósitos a plazo fijo del ANSES (de los cuales 7.000 millones eran titulares antes las AFJP), “dinero de los argentinos” al decir correcto de la Presidenta.
El problema es que al tratarse de plazos fijos ese dinero ya forma parte de la base de financiamiento de los bancos y no es plata nueva. De una manera u otra, estos fondos ya financian tarjetas de crédito, préstamos prendarios, hipotecas, adelantos en cuenta corriente o cualquier otra forma de activo bancario. Y, desde otra mirada, ya financian a los consumidores, al agro, a la industria, a las pyme. Es cierto que la ANSES buscará estirar los plazos de colocación de los depósitos de los 30 o 60 días actuales a un año. Generar mayor estabilidad en la base de financiamiento puede inducir a elevar marginalmente los préstamos. Pero no cambia el hecho de que el dinero ya está en el sistema.
Así que, por lo que sabemos hasta acá, la medida no tendría mucho más efecto que redistribuir el crédito entre sectores y sujetos, pero sería bastante raro que consiguiera aumentar el volumen de crédito en forma significativa y, por lo tanto, su impacto macroeconómico es limitado. Puede ocurrir que debido a la condicionalidad en los plazos fijos (o prestan como el Estado les indica o la ANSES se los lleva a otra parte) los bancos presten un poco más. Sin embargo, esto no puede ir muy lejos: la conducta precautoria del sistema financiero es consecuencia de la dolarización de los últimos dieciocho meses. Y al depositante puede no gustarle que le dirijan sus ahorros. Es que justamente la creencia de que se trata de plata nueva comparte la ingenuidad de quienes depositan el dinero en el banco y creen que queda depositado hasta que se decide retirarlo. Los bancos mantienen aproximadamente una cuarta parte del dinero en caja y el resto lo prestan. Proponer financiar “nuevos” préstamos con “viejos” depósitos es un juego de suma cero: si los bancos pretenden otorgar nuevos créditos se preocuparán por recuperar más rápido los ya otorgados para hacerse de capacidad prestable.
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ResponderBorrarLamentablemente en lo único que se piensa es en hacer anuncios huecos para sobrevivir unos días más. En los hechos -no en los dichos- no se encuentra una buena razón para mantener los plazos fijos y no ir al dólar. La única forma genuina de aumentar la capacidad prestable es ganar la confianza de los inversores. Y está claro que han hecho todo lo posible para destrozarla. Por otra parte, la fuga de capitales generada por las últimas medidas va a superar el monto del que se hicieron con la apropiación de los aportes privados. ¿Cómo vamos a hacer para sobrevivir hasta el 2011 en estas condiciones?
ResponderBorrarY ya que estamos, y aprovechando tu clarividencia, te hago otra pregunta: ¿Hasta cuándo piensan seguir entrampándose ellos mismos con esta estúpida devaluación administrada, que cada vez tiene más de devaluación y menos de administrada?
En mi blog hice una propuesta alternativa que me sorprende que un gobierno tan nacional y popular y que quiere redistribuir el ingreso no proponga: bajar el IVA.
ResponderBorrarLa política fiscal es más rápida y el impacto de bajar el IVA no requiere confianza, de la cual carecen casi por completo.
Pero claro, no habría fondos para pasar por el "filtro De Vido".