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sábado, 30 de enero de 2010
Olivera en CD: Paren el mundo...
sábado, 23 de enero de 2010
sábado, 16 de enero de 2010
lunes, 14 de diciembre de 2009
Murió Samuelson
Una versión más corta, edulcorada y mal editada salió en CD.
La intención original de Samuelson tal vez fue mejorar sus ingresos frente a una familia que creció abruptamente por trillizos. Sin embargo, Samuelson le asignaba una importancia enorme a influir en la formación de los economistas: “no me preocupa quien escribe las leyes de la nación, o quien prepara sus tratados, siempre que yo pueda escribir los libros de texto económicos”.
Samuelson fue un escritor prolífico. Su “Colección de Artículos Científicos” publicados va por el quinto volumen e incluye cientos de ensayos técnicos. Escribía a un promedio de un artículo por mes.
Hizo su doctorado en Harvard, donde presentó su disertación doctoral frente a dos de los más grandes economistas de la historia: Schumpeter y Leontieff. Se cuenta que cuando Samuelson terminó de presentar las principales ideas de su tesis, el primero de los examinadores le pregunto al segundo: “¿Y Wassilly? ¿Te parece qué aprobamos?” Ellos, los examinadores, dos de los más grandes economistas de todos los tiempos, pasmados por un jovencito.
Al poco tiempo se fue de Harvard al MIT seguramente por el antisemitismo prevalente en la Harvard previa a la segunda guerra era importante. Galbraith cuenta en su autobiografía que, como Profesor de Harvard, buscaba atraer a los estudiantes judíos porque si habían llegado hasta ahí seguramente eran excelentes. Solow cuenta que alguien inteligente, o judío o keynesiano no conseguiría trabajo allí: ¿qué le esperaba entonces a este inteligente judío keynesiano?
Aunque keynesiano, Samuelson no creía en las interpretaciones “religiosas”. Políticamente, Samuelson se definía como demócrata pero a la derecha. Su gran adversario intelectual fue Milton Friedman, uno de los grandes críticos de la intervención del estado en la economía. Samuelson entendía que tenía que llevar la economía al público no especializado y aceptó una propuesta de la revista Newsweek para publicar una columna semanal. También aquí fue prolífico: como autor de divulgación, muchas veces polemizando con Friedman, escribió más de 2000 artículos. Y escribía muy bien, especialmente teniendo en cuenta que su estilo académico era casi exclusivamente matemático.
La importancia de la divulgación, repito... Samuelson lo entendía. Los economistas argentinos tienen pruritos para discutir entre ellos, que no deberían tener. Dentro de los límites, tiene que haber espacio para el disenso. Samuelson lo hacía con estilo, en público y en privado. Una vez, le dijo a Thomas Balogh: "Tommy, acabo de leer en el Financial Times un artículo horrible al que alguién le puso tu firma... deberías hacer algo al respecto".
No soy precisamente fanático de su estilo: Samuelson decía que la matemática era una taquigrafía, completamente neutral. Su obra cumbre, los Fundamentos del Análisis Económico, derivados de su tesis doctoral, estaba encabezaba por la frase clásica de Gibbs: "La matemática es un lenguaje". Años después, Daniel Heymann me contó que Axel Leijonhufvud estuvo tengado de encabezar su obra cumbre, con otra frase: "El inglés también es un lenguaje". El estilo de Samuelson consistía en reducir los problemas a su mínima expresión y, casi siempre, expresarlo como un problema de optimización con restricciones. Casi podría hacer un caso, pero esto es un obituario simpático, que Samuelson no le hizo bien a la economía con sus Fundamentos pero creo firmemente que si no era él, era otro.
No soy precisamente fanático de su estilo: Samuelson decía que la matemática era una taquigrafía, completamente neutral. Su obra cumbre, los Fundamentos del Análisis Económico, derivados de su tesis doctoral, estaba encabezaba por la frase clásica de Gibbs: "La matemática es un lenguaje". Años después, Daniel Heymann me contó que Axel Leijonhufvud estuvo tengado de encabezar su obra cumbre, con otra frase: "El inglés también es un lenguaje". El estilo de Samuelson consistía en reducir los problemas a su mínima expresión y, casi siempre, expresarlo como un problema de optimización con restricciones. Casi podría hacer un caso, pero esto es un obituario simpático, que Samuelson no le hizo bien a la economía con sus Fundamentos pero creo firmemente que si no era él, era otro.
Pero, no puedo no decirlo, la matemática no es neutral. Cuando hacés un ejercicio de optimización con restricciones supones que la brecha entre la complejidad del mundo y tu capacidad de procesamiento permanece constante. Por eso es que obtenés el resultado trivial de que aumentar el set de oportunidad en general mejora a las personas. Y, por caso, desregular siempre es bueno porque implica relajar una restricción. Pero ¿qué pasa si la complejidad del mundo aumenta más rápido que tu capacidad de procesamiento? Pasan un montón de cosas interesantes... (escribió Lance Taylor que el problema con las finanzas neoclásicas es que no pasa nada interesante).
El mejor caso anti-Samuelson, pero el más difícil de leer, es claro el de Mirowski pero hay cientos... La Deirdre McCloskey (es decir, Donald luego de cortarse las pelotas) acusó a Samuelson y su prole de hacer "economía de pizarrón". Creo que Samuelson entendía los límites de lo que hacía - de hecho, no era neoclásico en la macro... no mucho al menos - y fueron sus seguidores los que llevaron todo demasiado lejos... como suele suceder.
Pero críticas aparte (quien soy yo, economista bostero, para criticar a un prócer), es difícil encontrar una parte de la economía en la que Samuelson no haya hecho una contribución: macroeconomía, microeconomía, finanzas, economía internacional, economía del bienestar. Nadie pasa por la carrera sin leer varios artículos de Samuelson en todas las materias básicas. No creo que se pueda decir lo mismo de algún otro economista moderno (¿Arrow tal vez?).
Pero críticas aparte (quien soy yo, economista bostero, para criticar a un prócer), es difícil encontrar una parte de la economía en la que Samuelson no haya hecho una contribución: macroeconomía, microeconomía, finanzas, economía internacional, economía del bienestar. Nadie pasa por la carrera sin leer varios artículos de Samuelson en todas las materias básicas. No creo que se pueda decir lo mismo de algún otro economista moderno (¿Arrow tal vez?).
sábado, 19 de septiembre de 2009
El Plan BB

PD: Mejor, mucho mejor, acompañado de Je T'aime... moi non plus o, también, por Misión Imposible del gran Lalo.
sábado, 8 de agosto de 2009
Acerca de una gurú... en Revista C, Crítica Digital
viernes, 3 de abril de 2009
G20: de todo, como en botica
¡Que diferencia que hacen 3 años! En la reunión de 2006 del G20 el tema fue “construir y sostener la prosperidad”. Hoy, los temas convocantes son estabilidad, crecimiento y empleo. ¿Por qué es tan importante esta reunión de ministros de economía, banqueros centrales y ahora presidentes (o primeros ministros) de los países miembros?
La profundidad de la crisis abrió la puerta para una agenda que incluye una variedad grande de cuestiones. Empiezo por un listado, incompleto, pero que muestra bien por donde andan las propuestas: reformar la burocracia y el manejo del FMI, aumentar los recursos con los que cuentan el FMI y otros multilaterales para prestar, reducir la condicionalidad y el costo al cual el FMI le presta a los países necesitados, crear un nuevo organismo global de supervisión ya sea financiera o económica, reformar el sistema monetario mundial en la dirección de reducir la volatilidad de los tipos de cambio o de introducir nuevas monedas de reserva, aumentar la regulación financiera, eliminar los paraísos fiscales, cambiar los principios contables y regulatorios, controlar los flujos de capitales, proveer alivio de deuda a países muy endeudados, evitar las políticas proteccionistas, como disponer de los activos tóxicos de los … y sigue la lista.
Cualquiera se imagina que una agenda semejante no se resuelve en días, semanas o inclusive meses. Y probablemente los temas se resuelvan de acuerdo a su complejidad, grado de desacuerdo y poder relativo de los países que empujan las diferentes posiciones. ¿Qué nos importa de todo esto? Lo que afecte a la Argentina directamente y las propuestas que llevó la Argentina.
La presidente Kirchner, el banco central y el ministerio de economía coincidieron en pedir reformas asociadas al Fondo Monetario Internacional: más recursos para prestar, menos condicionalidad y mejor gobierno. Aunque el ex Presidente Kirchner señaló que no quiere la plata del FMI “ni que la regalen”, un nuevo Fondo, más amigable a los países emergentes y menos entrometido en el diseño de políticas locales, ofrecerían una buena oportunidad política para conseguir financiamiento. Al menos, es la lectura que puede hacerse de la posición argentina.
Lamentablemente, el FMI no cambió tanto. En el anuncio reciente de la nueva facilidad crediticia (de la cual México parece que va a usar 30 a 40 mil millones de dólares) se impusieron requisitos para prestar (¡la burocracia del FMI cree que adelantar la condicionalidad es un cambio!). Entre las pre-condiciones, asomaron con nombre y apellido – República Argentina – que son la necesidad de tener acceso sostenido al mercado de capitales internacional en condiciones favorables e integridad y transparencia de las estadísticas. Uno no puede menos que estar de acuerdo con la necesidad de mejorar las estadísticas públicas en Argentina pero si uno tiene buen acceso a los mercados ¿para qué pediría prestado al FMI?
Otra cosa debería ocupar a la Argentina y, también, a los otros países en desarrollo. Ya no sólo asegurar el acceso al financiamiento sino, tan importante, exigir que el FMI preste a las bajísimas tasas del costo del dinero global y a tasa fija. Es que recurrir a los multilaterales va a implicar revertir el proceso de desdolarización (pesificación, en nuestro caso) de la deuda pública. Los emergentes se quedarían con mayor deuda en moneda dura en momentos donde se ven obligados a devaluar sus monedas aumentando entonces el peso de la deuda nueva. ¿Por qué no podría el FMI prestar en una canasta de monedas más amplia que las cuatro (euro, yen,
dólar y libra) que componen la cotización de la moneda del FMI, el DEG?
La presidenta Kirchner puso especial énfasis en pedir la eliminación de los países fiscales. Además del valor moral intrínseco a la propuesta, el interés es evidente en el medio del blanqueo de capitales más generoso de la historia argentina y la necesidad de repatriar capitales.
No estamos solos. El Presidente Sarkozy amenazó con negar la firma de Francia en un acuerdo si no se busca una mayor regulación a las finanzas globales y no se erradican aquellos centros financieros que no cooperen con información y los paraísos fiscales. Después de todo, en lugares como Nevada, en EEUU, o Jersey, perteneciente a la corona inglesa, se pueden armar compañías fantasmas y abrir cuentas bancarias con enorme facilidad. The Economist cuenta como Jason Sharman, un profesor australiano, con 10.000 dólares consiguió abrir 17 compañías fantasma, 13 de ellas en países de la OECD.
Con toda la legitimidad e interés del reclamo, Dani Rodrik se pregunta ¿qué tienen qué ver los paraísos fiscales con las causas y soluciones a la crisis? Nada para él. Con una visión más benigna, podría decirse que mejoran la calidad de las finanzas globales pero poco ayudan en esta crisis, es cierto. La observación de Rodrik, sin embargo, es interesante porque también pone en evidencia que la amplitud de las propuestas en el G20 va mucho más allá de solucionar la crisis actual y tienen que ver con agendas propias de los diferentes países.
Esto significa que probablemente esta reunión del G20 no va a cambiar nuestra vida cotidiana. Al menos no por un buen tiempo. Lo que no significa que el país no deba seguir intentando, cuidando la posición argentina en un foro que tiene repercusión e influencia global en lugar de faltar a la cita.
La profundidad de la crisis abrió la puerta para una agenda que incluye una variedad grande de cuestiones. Empiezo por un listado, incompleto, pero que muestra bien por donde andan las propuestas: reformar la burocracia y el manejo del FMI, aumentar los recursos con los que cuentan el FMI y otros multilaterales para prestar, reducir la condicionalidad y el costo al cual el FMI le presta a los países necesitados, crear un nuevo organismo global de supervisión ya sea financiera o económica, reformar el sistema monetario mundial en la dirección de reducir la volatilidad de los tipos de cambio o de introducir nuevas monedas de reserva, aumentar la regulación financiera, eliminar los paraísos fiscales, cambiar los principios contables y regulatorios, controlar los flujos de capitales, proveer alivio de deuda a países muy endeudados, evitar las políticas proteccionistas, como disponer de los activos tóxicos de los … y sigue la lista.
Cualquiera se imagina que una agenda semejante no se resuelve en días, semanas o inclusive meses. Y probablemente los temas se resuelvan de acuerdo a su complejidad, grado de desacuerdo y poder relativo de los países que empujan las diferentes posiciones. ¿Qué nos importa de todo esto? Lo que afecte a la Argentina directamente y las propuestas que llevó la Argentina.
La presidente Kirchner, el banco central y el ministerio de economía coincidieron en pedir reformas asociadas al Fondo Monetario Internacional: más recursos para prestar, menos condicionalidad y mejor gobierno. Aunque el ex Presidente Kirchner señaló que no quiere la plata del FMI “ni que la regalen”, un nuevo Fondo, más amigable a los países emergentes y menos entrometido en el diseño de políticas locales, ofrecerían una buena oportunidad política para conseguir financiamiento. Al menos, es la lectura que puede hacerse de la posición argentina.
Lamentablemente, el FMI no cambió tanto. En el anuncio reciente de la nueva facilidad crediticia (de la cual México parece que va a usar 30 a 40 mil millones de dólares) se impusieron requisitos para prestar (¡la burocracia del FMI cree que adelantar la condicionalidad es un cambio!). Entre las pre-condiciones, asomaron con nombre y apellido – República Argentina – que son la necesidad de tener acceso sostenido al mercado de capitales internacional en condiciones favorables e integridad y transparencia de las estadísticas. Uno no puede menos que estar de acuerdo con la necesidad de mejorar las estadísticas públicas en Argentina pero si uno tiene buen acceso a los mercados ¿para qué pediría prestado al FMI?
Otra cosa debería ocupar a la Argentina y, también, a los otros países en desarrollo. Ya no sólo asegurar el acceso al financiamiento sino, tan importante, exigir que el FMI preste a las bajísimas tasas del costo del dinero global y a tasa fija. Es que recurrir a los multilaterales va a implicar revertir el proceso de desdolarización (pesificación, en nuestro caso) de la deuda pública. Los emergentes se quedarían con mayor deuda en moneda dura en momentos donde se ven obligados a devaluar sus monedas aumentando entonces el peso de la deuda nueva. ¿Por qué no podría el FMI prestar en una canasta de monedas más amplia que las cuatro (euro, yen,
dólar y libra) que componen la cotización de la moneda del FMI, el DEG?
La presidenta Kirchner puso especial énfasis en pedir la eliminación de los países fiscales. Además del valor moral intrínseco a la propuesta, el interés es evidente en el medio del blanqueo de capitales más generoso de la historia argentina y la necesidad de repatriar capitales.
No estamos solos. El Presidente Sarkozy amenazó con negar la firma de Francia en un acuerdo si no se busca una mayor regulación a las finanzas globales y no se erradican aquellos centros financieros que no cooperen con información y los paraísos fiscales. Después de todo, en lugares como Nevada, en EEUU, o Jersey, perteneciente a la corona inglesa, se pueden armar compañías fantasmas y abrir cuentas bancarias con enorme facilidad. The Economist cuenta como Jason Sharman, un profesor australiano, con 10.000 dólares consiguió abrir 17 compañías fantasma, 13 de ellas en países de la OECD.
Con toda la legitimidad e interés del reclamo, Dani Rodrik se pregunta ¿qué tienen qué ver los paraísos fiscales con las causas y soluciones a la crisis? Nada para él. Con una visión más benigna, podría decirse que mejoran la calidad de las finanzas globales pero poco ayudan en esta crisis, es cierto. La observación de Rodrik, sin embargo, es interesante porque también pone en evidencia que la amplitud de las propuestas en el G20 va mucho más allá de solucionar la crisis actual y tienen que ver con agendas propias de los diferentes países.
Esto significa que probablemente esta reunión del G20 no va a cambiar nuestra vida cotidiana. Al menos no por un buen tiempo. Lo que no significa que el país no deba seguir intentando, cuidando la posición argentina en un foro que tiene repercusión e influencia global en lugar de faltar a la cita.
martes, 17 de febrero de 2009
sábado, 17 de enero de 2009
Olivera aconseja a Obama
sábado, 10 de enero de 2009
viernes, 5 de diciembre de 2008
Suma cero
En menos de diez días, la presidenta Kirchner anunció dos paquetes de estímulo a la economía. El 25 de noviembre prometió obras públicas por 71 mil millones de pesos, pero no había un detalle de las obras o de su fuente de financiamiento. Ayer anunció un nuevo paquete de estímulo esencialmente bajo la forma de préstamos baratos a empresas de diferentes sectores y tamaños, y a consumidores de autos y electrodomésticos, que suma unos 13 mil millones de pesos.
A diferencia del primer anuncio, el paquete de préstamos blandos tiene una fuente de financiamiento identificada: los 10 mil millones de pesos de depósitos a plazo fijo del ANSES (de los cuales 7.000 millones eran titulares antes las AFJP), “dinero de los argentinos” al decir correcto de la Presidenta.
El problema es que al tratarse de plazos fijos ese dinero ya forma parte de la base de financiamiento de los bancos y no es plata nueva. De una manera u otra, estos fondos ya financian tarjetas de crédito, préstamos prendarios, hipotecas, adelantos en cuenta corriente o cualquier otra forma de activo bancario. Y, desde otra mirada, ya financian a los consumidores, al agro, a la industria, a las pyme. Es cierto que la ANSES buscará estirar los plazos de colocación de los depósitos de los 30 o 60 días actuales a un año. Generar mayor estabilidad en la base de financiamiento puede inducir a elevar marginalmente los préstamos. Pero no cambia el hecho de que el dinero ya está en el sistema.
Así que, por lo que sabemos hasta acá, la medida no tendría mucho más efecto que redistribuir el crédito entre sectores y sujetos, pero sería bastante raro que consiguiera aumentar el volumen de crédito en forma significativa y, por lo tanto, su impacto macroeconómico es limitado. Puede ocurrir que debido a la condicionalidad en los plazos fijos (o prestan como el Estado les indica o la ANSES se los lleva a otra parte) los bancos presten un poco más. Sin embargo, esto no puede ir muy lejos: la conducta precautoria del sistema financiero es consecuencia de la dolarización de los últimos dieciocho meses. Y al depositante puede no gustarle que le dirijan sus ahorros. Es que justamente la creencia de que se trata de plata nueva comparte la ingenuidad de quienes depositan el dinero en el banco y creen que queda depositado hasta que se decide retirarlo. Los bancos mantienen aproximadamente una cuarta parte del dinero en caja y el resto lo prestan. Proponer financiar “nuevos” préstamos con “viejos” depósitos es un juego de suma cero: si los bancos pretenden otorgar nuevos créditos se preocuparán por recuperar más rápido los ya otorgados para hacerse de capacidad prestable.
A diferencia del primer anuncio, el paquete de préstamos blandos tiene una fuente de financiamiento identificada: los 10 mil millones de pesos de depósitos a plazo fijo del ANSES (de los cuales 7.000 millones eran titulares antes las AFJP), “dinero de los argentinos” al decir correcto de la Presidenta.
El problema es que al tratarse de plazos fijos ese dinero ya forma parte de la base de financiamiento de los bancos y no es plata nueva. De una manera u otra, estos fondos ya financian tarjetas de crédito, préstamos prendarios, hipotecas, adelantos en cuenta corriente o cualquier otra forma de activo bancario. Y, desde otra mirada, ya financian a los consumidores, al agro, a la industria, a las pyme. Es cierto que la ANSES buscará estirar los plazos de colocación de los depósitos de los 30 o 60 días actuales a un año. Generar mayor estabilidad en la base de financiamiento puede inducir a elevar marginalmente los préstamos. Pero no cambia el hecho de que el dinero ya está en el sistema.
Así que, por lo que sabemos hasta acá, la medida no tendría mucho más efecto que redistribuir el crédito entre sectores y sujetos, pero sería bastante raro que consiguiera aumentar el volumen de crédito en forma significativa y, por lo tanto, su impacto macroeconómico es limitado. Puede ocurrir que debido a la condicionalidad en los plazos fijos (o prestan como el Estado les indica o la ANSES se los lleva a otra parte) los bancos presten un poco más. Sin embargo, esto no puede ir muy lejos: la conducta precautoria del sistema financiero es consecuencia de la dolarización de los últimos dieciocho meses. Y al depositante puede no gustarle que le dirijan sus ahorros. Es que justamente la creencia de que se trata de plata nueva comparte la ingenuidad de quienes depositan el dinero en el banco y creen que queda depositado hasta que se decide retirarlo. Los bancos mantienen aproximadamente una cuarta parte del dinero en caja y el resto lo prestan. Proponer financiar “nuevos” préstamos con “viejos” depósitos es un juego de suma cero: si los bancos pretenden otorgar nuevos créditos se preocuparán por recuperar más rápido los ya otorgados para hacerse de capacidad prestable.
jueves, 27 de noviembre de 2008
Devaluar sin que se note
Entre 1998 y 2001 la economía no creció debido al atraso cambiario, la política fiscal contractiva y el peso de la deuda (esto último parte de lo anterior). Ahora hay una diferencia importante y es que la política fiscal va a ser expansiva. La cuestión es que ajusta: ¿reservas? ¿depósitos? ¿tasas? ¿inflación? ¿una combinación?
jueves, 6 de noviembre de 2008
martes, 14 de octubre de 2008
sábado, 11 de octubre de 2008
Olivera hace futurología en Crítica
jueves, 9 de octubre de 2008
Olivera y la deva... en Crítica
martes, 23 de septiembre de 2008
El imperio
Olivera en Crítica.
jueves, 18 de septiembre de 2008
Estados Hundidos
Olivera en Crítica
sábado, 10 de mayo de 2008
Un econ perdido en la Feria del Libro

Un economista en la Feria del Libro no tiene grandes opciones este año. Hay pocas novedades y poquísimas ofertas. Aquí va.
Si el presupuesto no es una restricción, El Cisne Negro de Nassim Nicholas Taleb es una buena opción (Editorial Paidós, $ 110). Taleb es un matemático que trabajó en finanzas como trader y finalmente se dedicó a escribir libros y dar conferencias. Su estilo es una mezcla de epistemología, teoría de la decisión, análisis probabilístico (su especialidad) y economía. En realidad, esta cocktail interdisciplinario está de moda en aquellos que enfatizan la complejidad del mundo y la dificultad (hasta imposibilidad) de predecir.
Taleb es un buen exponente de este combo y su tono despectivo e iconoclasta hacia el mundo de las finanzas modernas (al que conoce como insider y como profesor) lo volvió muy popular: El Cisne Negro fue el libro más vendido en “no ficción” durante 2007 relegando a La Era de la Turbulencia de Alan Greenspan al segundo lugar a través de Amazon. Y estuvo 17 semanas en la lista de más vendidos del New York Times.
El argumento central de El Cisne Negro es que los cambios radicales son imposibles de predecir ya que usualmente son el resultado de la suerte o un accidente. Uno de sus ejemplos favoritos es cosa de todos los días (o eso uno quisiera) para muchos hombres: el Viagra fue el resultado de una investigación sobre drogas hipertensoras primero, y de angina de pecho después.
Más accesible, en precio y estilo, es La Lógica Oculta de la Vida de Tim Harford (Editorial Planeta, $ 49).
Hartford es uno de los mejores divulgadores en economía hoy. No es un economista con investigaciones propias (como Steven Levitt) sino un expositor de ideas ajenas pero tiene una enorme capacidad de expresar en forma simple ideas complejas y sabe elegir temas que captan rápidamente la atención del lector.
Así, en La Lógica Oculta de la Vida, Harford dedica bastante espacio a la aplicación del análisis económico a la vida sexual mostrando que hay racionalidad en la forma en la que las prostitutas cobran más a sus clientes por sexo sin protección o en la forma en la que (algunas) adolescentes parecen elegir el sexo oral como una alternativa de sexo seguro. El mensaje general de La Lógica Oculta es que la gente responde a incentivos y es un mensaje muy poderoso aún cuando a veces Harford exagera la magnitud de esa respuesta a la búsqueda de un impacto editorial. Es un libro muy recomendable sobre todo para aquellos que creen que la economía es una aburrida disciplina numérica.
No encontré muchas ofertas. El stand del Fondo de Cultura Económica suele ser una buena fuente de oportunidades pero el paso de los años fue agotando el stock y la editorial es, cada vez más, un Fondo de Cultura general con menos economía. Sin embargo, encontré una perla: La Economía Política del Crecimiento de Paul Baran a $ 9. Baran fue (murió en 1964) uno de los pocos economistas académicos marxistas respetados en Estados Unidos (tal vez por aquello de que tengo un amigo judío… digo marxista). Algunas predicciones de Baran no resistieron el paso del tiempo, otras sí. Su elogio de los modelos soviético y chino ya fue desacreditado por los hechos. Más en general, el libro está escrito con una pasión que las ciencias sociales perdieron por una pretensión científica.
El énfasis de Baran en cuestiones como el atraso y el subdesarrollo, el consumismo y el consumo suntuario en una economía puesta a su servicio, el gasto militar improductivo, el consumo suntuario como una fuente de atraso en los países subdesarrollados, la inversión extranjera aliándose con las clases dirigentes en países atrasados y perpetuando el atraso al concentrarse en actividades de bajos ingresos y baja productividad, el énfasis en la formación de capital humano, entre otros temas (que yo expresé en lenguaje moderno), lo hacen un clásico en la biblioteca de cualquier economista que quiera leer – y reconocer – a un pionero.
En el stand de Dickens es posible encontrar otra perla: La Economía de la Satisfacción (debió haber sido traducido como La Economía de la Complacencia) de John Kenneth Galbraith, una vieja edición de Emecé a $ 9.
Galbraith lo escribió en 1992, desilusionado por las presidencias de Reagan y Bush (padre), criticando a los estadounidenses que se aferraron “a una cultura de la complacencia” y donde “una mayoría de los que votan tienen ventajas económicas y sociales y están dispuestos a pelear para mantenerlas”. En este ensayo, Galbraith incluso manifiesta su decepción con aquella tecnocracia de El Nuevo Estado Industrial (1967): él esperaba mucho de aquella élite científica, educada e ilustrada, y que ahora aparece en buena medida sólo dispuesta a defender privilegios. Una vez más, la prosa de uno de los escritores más brillantes que la economía dio en el siglo XX se junta con una cosmovisión económica, social y política de altísimo vuelo intelectual.política de altísimo vuelo intelectual.
Para economistas con mayores pretensiones teóricas puede encontrarse Los fundamentos de la Teoría General, un libro de Axel Kicillof (Editorial Eudeba, $49). Kicillof dedicó su tesis doctoral a realizar una exhaustiva exégesis del pensamiento del libro más importante del economista más importante del siglo XX, John Maynard Keynes. El Keynes que nos cuenta Kicillof es probablemente más intervencionista y crítico del capitalismo que el que uno conoce.
Aunque puede discutirse su interpretación del Nuevo Testamento de los economistas (eso es la Teoría General, y bien dicho porque los divide en creyentes y no creyentes), Los fundamentos… es un libro riguroso y merece leerse.
jueves, 8 de mayo de 2008
Al menos sean consistentes...
Se lee en Crítica:
"Cuando se decidieron las retenciones móviles fue para que los precios internos no queden acoplados a los internacionales", aseguró el ministro en diálogo con radio Mitre. Randazzo atribuyó lo sucedido al "veinte por ciento de los productores de soja, de los grandes pooles, que pretenden tener un nivel de retenciones mucho más bajo y eso se termine trasladando a los precios del mercado interno".
No entiendo. ¿Que catzo tiene qué ver el precio de la soja con los precios locales si se consume muy poca aquí? El nivel de retenciones de la soja tiene una motivación fiscalista.
Queda el argumento de la "desojización" (SIC). Artemio propone un video para explicarlo: si baja el precio que recibe el productor por la soja este va a cultivar trigo. ¿Alguien realmente cree que el gobierno quiere que se produzca menos soja y cobrar menos retenciones?
Lo del título.
"Cuando se decidieron las retenciones móviles fue para que los precios internos no queden acoplados a los internacionales", aseguró el ministro en diálogo con radio Mitre. Randazzo atribuyó lo sucedido al "veinte por ciento de los productores de soja, de los grandes pooles, que pretenden tener un nivel de retenciones mucho más bajo y eso se termine trasladando a los precios del mercado interno".
No entiendo. ¿Que catzo tiene qué ver el precio de la soja con los precios locales si se consume muy poca aquí? El nivel de retenciones de la soja tiene una motivación fiscalista.
Queda el argumento de la "desojización" (SIC). Artemio propone un video para explicarlo: si baja el precio que recibe el productor por la soja este va a cultivar trigo. ¿Alguien realmente cree que el gobierno quiere que se produzca menos soja y cobrar menos retenciones?
Lo del título.
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