domingo, 26 de abril de 2009

Meando banqueros


Foto publicada por el NYT: urinales con fotos de banqueros que se fueron de Islandia luego de la crisis financiera.

Según Paul Krugman, la teoría del derrame (trickle-down economics).

Paradójicamente, la buena noticia es que el "derrame" va a ser menor. A un economista (creo que fue en Holanda) se le ocurrió que colocar un dibujo en el urinal iba a mejorar la puntería de los ocasionales piyadores. Así fue. Se redujo el derrame.

lunes, 20 de abril de 2009

Chau Gregorio

Mientras cursaba economía, me escapaba unas cuadras a Filo (todavía no había pasado a Puán) a cursar materias de lógica y filosofía.

Entre otras, fui estudiante de Filosofía de las Ciencias y Filosofía Especial de las Ciencias (todavía tengo algunas desgrabaciones y notas de aquellas clases).

El profesor era, por supuesto, Gregorio Klimovsky. Fue un excelente profesor, no sólo por su erudición en una materia de materias sino porque, además, consiguió despertar mi curiosidad... epistemológica.

Sus coqueteos con la epistemología de la economía, es cierto, eran limitados (como lo son también los de Mario Bunge), usualmente fundiendo todo a una discusión entre neoclasicismo y marxismo (o alguna versión del historicismo). Pero recibía las preguntas de un cuasi-economista, diletante de la epistemología, con placer y curiosidad.

Nunca le hice justicia, pero durante varios años dediqué una parte de mi tiempo a leer y enseñar epistemología de la economía. Si lo mido en los términos limitados del "costo de oportunidad" monetario, perdí, sin duda. En los términos más amplios del placer y la formación, Klimovsky fue mi puerta de entrada a un mundo fascinante, y hoy imprescindible.

Chau Gregorio. Y gracias.

Abriendo el paraguas

Ahora que vuelve a la altura, el preparador físico de la selección Fernando Signorini se queja de la altura. Tiene derecho, supongo.

Lástima que lo haga después del escandaloso (sin-Román) 6 a 1 y, peor aún, sin tener en cuenta lo que su jefe pensaba poco hace poco más de un año atrás.

sábado, 11 de abril de 2009

Es la cuota, estúpido

Algunos economistas de la Fed comienzan a darse cuenta de la necesidad de reducir la deuda de las familias o, más precisamente, el peso de las cuotas. Riesgo Calculado nos introduce a un paper de la Fed que se pregunta como reducir las ejecuciones hipotecarias.

La conclusión es que lo importante no es la deuda en relación al ingreso sino reducir el peso de la cuota en relación al ingreso presente y futuro de los deudores. O, lo que es lo mismo, hay que reducir el capital de la deuda.

PD para la tribu Econ:

El paper discute, además, una serie de puntos más técnicos pero importantes, a saber:

Los prestamistas tienen menos para ganar de reprogramar las condiciones de la hipoteca de lo que usualmente se piensa debido a que i) reprogramar en masa beneficia a deudores que hubieran servido las condiciones iniciales y ii) algunos deudores beneficiados por la reprogramación van a entrar en default igualmente.

Otro punto interesante es que los defaults oportunistas ("ruthless defaults" SIC... increíble que los llamen así) no son significativos.

La evidencia muestra que la caída en el precio de las propiedades, que resulta en que la casa vale menos que la deuda (negative equity), es una de las causas de default. En cambio, los que tienen deudas menores que el valor de la casa, la venden cuando pierden el trabajo.

Finalmente, ya fuera del paper, CR sugiere que cuando la deuda es alta en relación al ingreso no predice default pero indica burbuja.

Malthus resucitado

Cuenta el NYT, aunque sobre evidencia anecdótica, que están aumentando los hombres que se realizan una vasectomía en Estados Unidos. La tendencia parece ser mayor en la zona cara de Manhattan donde pegó la crisis Wall Street.

Más evidencia anecdótica es el aumento del tráfico de Vasectomy.com

El análisis es, claro, malthusiano. Un hijo le cuesta a los padres unos U$S 260.000 hasta los 17 años sin incluir el colegio.

A coger que se acaba el mundo.

viernes, 3 de abril de 2009

G20: de todo, como en botica

¡Que diferencia que hacen 3 años! En la reunión de 2006 del G20 el tema fue “construir y sostener la prosperidad”. Hoy, los temas convocantes son estabilidad, crecimiento y empleo. ¿Por qué es tan importante esta reunión de ministros de economía, banqueros centrales y ahora presidentes (o primeros ministros) de los países miembros?

La profundidad de la crisis abrió la puerta para una agenda que incluye una variedad grande de cuestiones. Empiezo por un listado, incompleto, pero que muestra bien por donde andan las propuestas: reformar la burocracia y el manejo del FMI, aumentar los recursos con los que cuentan el FMI y otros multilaterales para prestar, reducir la condicionalidad y el costo al cual el FMI le presta a los países necesitados, crear un nuevo organismo global de supervisión ya sea financiera o económica, reformar el sistema monetario mundial en la dirección de reducir la volatilidad de los tipos de cambio o de introducir nuevas monedas de reserva, aumentar la regulación financiera, eliminar los paraísos fiscales, cambiar los principios contables y regulatorios, controlar los flujos de capitales, proveer alivio de deuda a países muy endeudados, evitar las políticas proteccionistas, como disponer de los activos tóxicos de los … y sigue la lista.

Cualquiera se imagina que una agenda semejante no se resuelve en días, semanas o inclusive meses. Y probablemente los temas se resuelvan de acuerdo a su complejidad, grado de desacuerdo y poder relativo de los países que empujan las diferentes posiciones. ¿Qué nos importa de todo esto? Lo que afecte a la Argentina directamente y las propuestas que llevó la Argentina.

La presidente Kirchner, el banco central y el ministerio de economía coincidieron en pedir reformas asociadas al Fondo Monetario Internacional: más recursos para prestar, menos condicionalidad y mejor gobierno. Aunque el ex Presidente Kirchner señaló que no quiere la plata del FMI “ni que la regalen”, un nuevo Fondo, más amigable a los países emergentes y menos entrometido en el diseño de políticas locales, ofrecerían una buena oportunidad política para conseguir financiamiento. Al menos, es la lectura que puede hacerse de la posición argentina.

Lamentablemente, el FMI no cambió tanto. En el anuncio reciente de la nueva facilidad crediticia (de la cual México parece que va a usar 30 a 40 mil millones de dólares) se impusieron requisitos para prestar (¡la burocracia del FMI cree que adelantar la condicionalidad es un cambio!). Entre las pre-condiciones, asomaron con nombre y apellido – República Argentina – que son la necesidad de tener acceso sostenido al mercado de capitales internacional en condiciones favorables e integridad y transparencia de las estadísticas. Uno no puede menos que estar de acuerdo con la necesidad de mejorar las estadísticas públicas en Argentina pero si uno tiene buen acceso a los mercados ¿para qué pediría prestado al FMI?

Otra cosa debería ocupar a la Argentina y, también, a los otros países en desarrollo. Ya no sólo asegurar el acceso al financiamiento sino, tan importante, exigir que el FMI preste a las bajísimas tasas del costo del dinero global y a tasa fija. Es que recurrir a los multilaterales va a implicar revertir el proceso de desdolarización (pesificación, en nuestro caso) de la deuda pública. Los emergentes se quedarían con mayor deuda en moneda dura en momentos donde se ven obligados a devaluar sus monedas aumentando entonces el peso de la deuda nueva. ¿Por qué no podría el FMI prestar en una canasta de monedas más amplia que las cuatro (euro, yen,
dólar y libra) que componen la cotización de la moneda del FMI, el DEG?

La presidenta Kirchner puso especial énfasis en pedir la eliminación de los países fiscales. Además del valor moral intrínseco a la propuesta, el interés es evidente en el medio del blanqueo de capitales más generoso de la historia argentina y la necesidad de repatriar capitales.

No estamos solos. El Presidente Sarkozy amenazó con negar la firma de Francia en un acuerdo si no se busca una mayor regulación a las finanzas globales y no se erradican aquellos centros financieros que no cooperen con información y los paraísos fiscales. Después de todo, en lugares como Nevada, en EEUU, o Jersey, perteneciente a la corona inglesa, se pueden armar compañías fantasmas y abrir cuentas bancarias con enorme facilidad. The Economist cuenta como Jason Sharman, un profesor australiano, con 10.000 dólares consiguió abrir 17 compañías fantasma, 13 de ellas en países de la OECD.

Con toda la legitimidad e interés del reclamo, Dani Rodrik se pregunta ¿qué tienen qué ver los paraísos fiscales con las causas y soluciones a la crisis? Nada para él. Con una visión más benigna, podría decirse que mejoran la calidad de las finanzas globales pero poco ayudan en esta crisis, es cierto. La observación de Rodrik, sin embargo, es interesante porque también pone en evidencia que la amplitud de las propuestas en el G20 va mucho más allá de solucionar la crisis actual y tienen que ver con agendas propias de los diferentes países.

Esto significa que probablemente esta reunión del G20 no va a cambiar nuestra vida cotidiana. Al menos no por un buen tiempo. Lo que no significa que el país no deba seguir intentando, cuidando la posición argentina en un foro que tiene repercusión e influencia global en lugar de faltar a la cita.