La presidenta Kirchner anunció el tercer paquete de estímulo fiscal: la promoción del turismo interno y el crédito vía tarjetas de débito, que se suma a los 71 mil millones de pesos en obras públicas aún sin definir y los 13 mil millones de pesos que se van a financiar con fondos de la ANSES.
Argentina no está sola. Es difícil encontrar hoy un país en el mundo que no haya anunciado alguna forma de política expansiva en el contexto de la peor crisis segunda guerra mundial. A esto se lo llama hacer política "contracíclica" o política "keynesiana" por el economista inglés John Maynard Keynes que "legalizó" la utilización de políticas expansivas en contextos de caída de la demanda.
Hay formas diferentes de hacer política expansiva: bajar impuestos, prestar fondos a tasas y plazos subsidiados ("créditos blandos"), nacionalizar una empresa en problemas, o directamente aumentar el gasto en infraestructura, educación, salud o lo que fuese.
Un buen ejemplo de intenciones y resultados es
la experiencia de Bush con los "reembolsos fiscales". En febrero de 2008 el Congreso de los Estados Unidos aprobó un plan de estímulo fiscal de 168 mil millones de dólares. Entre otras medidas, incluía el envío de cheques a las familias para que pudieran gastar. Se enviaron cheques a más de 100 millones de personas. A quienes ganaban hasta U$S 75 mil dólares al año se les envío un cheque de 600 dólares. A parejas que ganaban hasta U$S 150 mil dólares se les envío un cheque de 1200 dólares. A veteranos de guerra, viudas de veteranos y personas mayores se les enviaron cheques de 300 dólares. En total, se emitieron U$S 80 mil millones de dólares de bonos del Tesoro de los EE.UU. para financiar este aumento en el ingreso disponible de muchos estadounidenses.
Antes de la implementación de la política, la Brookings Institution especulaba que por cada dólar enviado, la economía iba a crecer en términos reales más de un dólar siempre que las personas gastaran por lo menos la mitad del dólar recibido. ¿Qué ocurrió? Quienes recibieron el estímulo fiscal gastaron sólo entre el 10% y el 20% del monto del cheque así que el consumo aumentó menos de U$S 20 mil millones.
Hay un acuerdo amplio entre los economistas de los EEUU, desde el ortodoxo Feldstein hasta el intervencionsita Summers (hoy parte del equipo de Obama), que el estímulo fiscal tiene que ser oportuno, transitorio y dirigido (las tres Ts:
timely, transitory y targeted).
A tiempo porque las recesiones tienen mecanismos de retroalimentación y llegar tarde hace más costosa la intervención y más profunda la caída. Transitorio porque son políticas costosas en términos fiscales y deteriorar la solvencia pública puede tiene consecuencias negativas y, en algunos casos, el remedio puede ser peor que la enfermedad. Y dirigido a aquellos que más lo necesitan. Por ejemplo, un economista progresista como Joseph Stiglitz (citado por los funcionarios K hasta que se le ocurrió oponerse a la nacionalización de las AFJPs)
se opone al salvataje a las automotrices en EEUU porque lo considera un salvataje a los accionistas y a los tenedores de bonos antes que a los trabajadores y consumidores.
Otro ejemplo. En EEUU
se criticó el plan de devoluciones fiscales de Bush porque iba a la clase media y más arriba. Una de sus condiciones era justamente haber presentado la declaración jurada de impuestos de 2007 lo que dejaba afuera a los que más lo necesitaban.
Por eso, los críticos más duros de los
tax rebates proponían medidas alternativas como las "estampillas de comida" ya clásicas en intervenciones pasadas en EEUU.
Y este es un debate de una enorme actualidad como señalan con acierto
Artemio,
Machinea, Montenegro, y sugiero aquí: ¿darle (darnos) más guita a los que estamos líquidos? Keynesianismo es - nos enseñó
el maestro zen DH - sacarle a los líquidos para darle a los ilíquidos (vuelvo sobre esto abajo). Regla para evaluar una medida de política económica (con pocas excepciones y esta no es una): sí
Chantanosky la apoya, la rechazo.
Así que la política fiscal son anuncios sin financiamiento por un lado y guita para los que tienen por el otro.
Es que las intervenciones macroeconómicas, como toda decisión que exige planeamiento y ejecución, requieren una burocracia que hoy está ausente en el sector público.
¿Quién puede asegurar que el Banco Nación va a estar en condiciones de prestar a micro-emprendimientos turísticos? ¿Quién puede afirmar que el BICE no será
un nuevo BANADE? ¿Por qué estas intervenciones públicas deberían ser más eficientes en llegar a la gente que lo necesita que las políticas sociales de la hermana Alicia o las de la hormiguita Ocaña que hoy entrega menos preservativos y medicamentos que su predecesor?
Y esto es sólo el lado del gasto. Queda la cuestión de como financiarlo.
El defaulteador recuperado (por ahora) Alan García
anunció un plan de estímulo de U$S 3 mil millones de dólares o 2.5% del PBI de la economía peruana que se ocupó de detallar su fuente de financiamiento: U$S 3 mil millones de dólares asegurados (la mayoría del Banco Mundial) y U$S 6 mil millones más contingentes (la mayoría del FMI).
Pero Argentina se ve obligada a vivir con lo nuestro desde la manipulación del IPC (los ahorros de ayer de Moreno son los costos de hoy). Si los 71 mil millones de pesos de obras públicas anunciados no tienen ningún financiamiento a la vista, la Presidenta Kirchner cometió la gaffe de anunciar que los 13 mil millones que siguieron iban a salir de depósitos de la ANSES en el sector bancario. Como
ya se explicó, si están en los bancos es que están prestados y, por lo tanto, no pueden considerarse financiamiento nuevo. Será una cuestión de sacarles a unos para darles a otro, difícilmente una política expansiva.
Y es que, como aprenden los estudiantes de macroeconomía, hacer política keynesiana tiene un requisito: la capacidad de emitir deuda. O, como díce DH que decía el sueco: un estado quebrado no puede hacer política keynesiana. Si no hay ahorros (Chile que ahorró buena parte de la bonanza del cobre y hoy tiene de donde sacar) hay que emitir moneda o deuda.
Apunta DH: Cuando Bush u Obama anuncian planes de salvataje de 12 ceros nadie les pregunta de donde va a salir la plata: EEUU emite dólares y bonos del Tesoro, por ahora activos en alta demanda en un mundo asustado. En cambio, los pesos y los bonos argentinos, contaminados por la historia antigua y la reciente, corren la suerte contraria. Quien sabe sí en lugar de consumo no financian la corrida.
Ser keynesiano no es fácil.
Ser "keynesiano, heterodoxo y peronista", como se definió el ex Presidente Kirchenr, tal vez sea un conjunto vacío.