Alfredo Zaiat hace un interesante reclamo: llamen a un actuario. Más allá de que hay cierta idealización en la descripción de las tareas de mis primos universitarios, es un llamado al saber profesional, técnico y competente. Seamos responsables y pensemos en la seguridad social desable y posible, que no debería ser un conjunto vacío.
Sin embargo, el llamado es incompleto y sesgado. Haría dos consideraciones reflejando posiciones extremas pero típicas de la política argentina.
Un extremo es el de convocar al saber profesional pero que este sea funcional a intereses económicos sectoriales. Alguna variante de la hipótesis de captura del regulador. Tanto así que los supuestos "actuariales", financieros y económicos del sistema de la AFJP fueron elaborados por actuarios y economistas-financieros. Claro, fue más bien un caso de ingeniería en reversa: ¿qué supuestos necesito para qué el sistema cierre?
Una práctica frecuente - desafortunadamente - es que los modelos de programación macroeconómica (incluyendo la sostenibilidad fiscal o de la deuda) o las valuaciones, así como los sistemas de seguridad social, se construyan sobre expresiones de deseo (siendo generosos). El saber profesional es condición necesaria para la buena política pero no suficiente.
Otra, los intereses políticos pueden despreciar al saber profesional al punto de considerar que no necesitan del marco de consistencia (los "números"). Variantes del voluntarismo político, versión degenerada de la voluntad política. Lo que viene ocurriendo con el diseño y la ejecución de la política economíca (INDEK incluído) es un ejemplo, con escasas excepciones. No hay saber profesional involucrado en el diseño (la última payasada).
Las dos situaciones fracasan. En una, la sostenibilidad política. En otra, la económica.
No tengo la menor idea acerca de como se atrae un núcleo duro de saber profesional, honesto, comprometido y vocal, al sector público argentino. A su manera, otros países de la región fueron más existosos que nosotros. A tantos péndulos, hay que agregar el que oscila entre el saber negociado y la política voluntarista - no hay ingenuos en ninguno de los bandos, de paso.
Las concepciones mas recientes sobre la ciencia y su validacion no se enmarcan ya en la filosofia de la ciencia, ni tampoco en el relativismo postmoderno, sino en la llamada "epistemologia evolucionaria", en la cual la ciencia procede por aproximaciones sucesivas en un ambiente de transparencia y de critica de los colegas. Ello requiere a su vez un ambiente de investigación donde compiten diferentes concepciones, y donde hay fuertes incentivos para obtener resultados más confiables y más aceptados científicamente (a escala internacional). Ello requiere un ambiente académico de libertad, con exigencias muy rigurosas de rigor y de transparencia, y una presión institucional muy fuerte en favor de la publicación de resultados en revistas internacionales con referato,
ResponderBorrarEste tipo de mecanismo ayuda a que los resultados de poco valor sean rápidamente detectados y desacreditados. La ciencia, así, sigue siendo falible, pero con mecanismos internos de validación y de auto-corrección.
En la Argentina casi no existen esos mecanismos, excepto en círculos muy pequeños, y sobre todo en ciencias naturales. En Economía y Ciencias Sociales hay una gran primacía de la práctica profesional por sobre la investigación, y un desdén muy extendido hacia los mecanismos institucionales internacionales de publicación, revisión y debate científico.
En la medida en que no se generen incentivos para que ese mecanismo funcione, no hay como evitar que las profesiones sean instrumentadas impunemente en favor de ideologías o intereses determinados, sin que los mecanismos habituales de la actividad científica puedan corregirlo.
Tal vez eso es lo que está sucediendo con la Economía en las facultades nacionales de CE, y posiblemente también con los actuarios (entre otras profesiones). Si los supuestos actuariales de las AFJP estaban sesgados y carecían de rigor científico y profesional, debería existir alguna manera de someter esos supuestos a la criba de la crítica científica, y posteriormente que los resuultados de esa criba tengan repercusiones concretas sobre la carrera profesional de los profesionales que actuaron de modo no transparente (tal como ocurre con médicos o ingenieros civiles cuando son acusados de mala práctica), especialmente cuando hay intereses sociales importantes (v.g. la seguridad social).
Como en tantas otras cosas, it's the institutions, stupid.
Votalo a Ricardo, Miguel: http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0485/articulo.php?art=22922&ed=0485
ResponderBorrarLo de Zaiat, como mínimo da verguenza.
ResponderBorrarSi bien podemos suponer que un Actuario puede ser el profesional más adecuado para realizar los cálculos y proyecciones pertinentes, esto también aplicaría a los casos en que el gobierno toma ciertas medidas, cómo por ej. la incorporación de la AUH.
Yo no sé si alguien vio a Actuarios explicando como el Estado va a pagar esto durante los próximos 20 o 30 años.
¿Ahora se acuerda Zaiat de llamar a un actuario? ¡¡¡qué caradura!!! ¿Por qué no lo pidió cuando de una semana a la otra el gobierno reformó el sistema previsional?
ResponderBorrarLa oposición es una payasada aparte. Toda esta chicana del 82% replica la forma K de hacer las cosas. Ojo, en este mundo del revés, tal vez sea así que haya que conseguir cierta racionalidad, pero no gusto ni un poco. Además, cuando fue el momento de debatir la abrupta reforma del sistema previsional no se mencionó ni un número en los discursos.
Macondo a full.
"vulgar calculo contable de economistas"
ResponderBorrarAntes se acusaba a los economistas de utilizar matematica incomprensible, matematizar en exceso, querer endogeneizar todo, etc. Ahora, que hacemos unos simples y vulgares calculos contables.
Zaiat tiene algo contra la profesion, eso no hay dudas...
"El saber profesional es condición necesaria para la buena política pero no suficiente". Coincido, pero domina la política, la relación NO es simétrica.
ResponderBorrarsalu2!
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