jueves, 29 de mayo de 2008

Empecinamiento

Voy a decirlo antes, sin saber como termina todo esto y cuando aún hay tiempo para cambiar.

Hay un error allá, donde importa: hacer siempre lo mismo esperando una respuesta diferente (definición de locura de alguien); actuar sin tener en cuenta la reacción del otro; hacer como si no hubiera o no importada nada ni nadie más que lo que uno hace.

Una característica del líder inteligente es cambiar cuando las circunstancias cambian. Churchill dijo (creo) que comerse las propias palabras era una buena dieta. Keynes dijo (algo así como) que cuando las circunstancias cambian, las ideas también. La teoría de juegos enseña que, a menos que una estrategia domine a otra, hay que tener en cuenta la interacción, la incertidumbre estratégica, lo que va a hacer el otro.

Y sí, ya saben a donde voy.

Ischia: ¿cómo se te ocurre jugar con 3 delanteros y 3 volantes ofensivos a un equipo que te juega 4-4-2? ¿no te das cuenta qué regalás el mediocampo pelado? Te avisó Carlitos: Fluminense es un equipo ordenado, con dos volantes que recuperan y dos que se proyectan, te juega 442. Y nosotros le jugamos con Palacio y Román clavados arriba, Martín desperdiciado en la recuperación, el medio partido y sólo el Sebas - un pulpo a esta altura - recuperando casi todo. Sacalo al Pochi y ponelo a Vargas, por lo menos: con doble 5, Boca ganó todo... por lo menos.

viernes, 23 de mayo de 2008

Chiste ¿opositor?

¿Cómo le dicen a Kirchner?

Yogur

¿Por qué?

Porque tiene fecha de vencimiento.

PD: El problema es que me lo contó un "compañero de ruta" del ex presidente que, a su turno,lo recibió de otro "compañero de ruta". Me pregunto ¿en qué ruta anda el Presi?

miércoles, 21 de mayo de 2008

El loco

Lo llamaron torpe, le dijeron muerto y lo dieron por muerto. Y anunciaron que es lento, que no tiene pegada, que fracasó en Europa, que se pierde goles imposibles, que juega rústico, que yerra muchos penales, y cuantas cosas más.

Quizás tengan razón. Digan lo que quieran. Para mi es un grande.

Y, de viejo, cuando recuerde esta década increíble, en la que ganamos todo, me voy acordar de Román, del Apache, del Mellizo y de él, de Martín, el loco.

lunes, 19 de mayo de 2008

Répète avec moi: la inflación es un problema macro

Como decía mi profesora de francés: répète avec moi...

la inflación es un problema macro - la inflación es un problema macro - la inflación es un problema macro - la inflación es un problema macro - la inflación es un problema macro - la inflación es un problema macro - la inflación es un problema macro - la inflación es un problema macro - la inflación es un problema macro - la inflación es un problema macro - la inflación es un problema macro - la inflación es un problema macro - la inflación es un problema macro - la inflación es un problema macro - la inflación es un problema macro...

Hace tiempo que Exabruptos se pelea con aquellos que le echan la culpa de la inflación a los "formadores de precios", a los empresarios, a los monopolios, etc., etc... (CFK lo hace pero ella es la Presidenta... el error es de los economistas que la asesoran... ¿cómo? ¿no hay ninguno?)

Tanto así que el desafío ENCONTRÁ UN ECONOMISTA SERIO QUE REALMENTE LO CREA (sin obligación de compra, bases y condiciones...) sigue abierto y sin ganadores.

Hoy almorzaba con uno de mis mejores profesores, y macroeconomista de fuste, contándole cuanto me sorprendía que gente presuntamente seria insista con el argumento y que, tal vez, el fracaso era mío porque no conseguía explicar la falacia implícita (la confusión de precios altos con precios en alza) con éxito. Y él, así son los profesores, te enseñan aún comiendo una de muzzarella, me sugirió el siguiente experimento (con alguna variación de mi parte, fuí uno de sus estudiantes rebeldes):

"Imaginate que hay sólo una gran empresa, LA FORESTAL SA, que produce todo lo que consumimos y que todos somos empleados de LA FORESTAL SA y consumimos lo que nos vende y ni siquiera vale la soberanía del consumidor. Dada la elasticidad de la curva de demanda (y bue... a los econ nos gusta la consistencia pero pueden saltarse esto último), LA FORESTAL maximiza beneficios y nos cobra los precios más altos que puede dada su función de costos, de demanda, etc. Incluso imaginate que nos tiene en el límite de la supervivencia. Aún así no hay inflación en este mundo y es un monopolio... es un flor de monopolio".

Sí aún así no estás convencido que la inflación es un problema macro y no de morfología de mercados entonces la economía no es lo tuyo: te lo digo ahora que tenés tiempo de dedicarte a cualquier otra cosa (pensalo Mecha, aún estás a tiempo, creeme).

PD: Estuve tentado de llamar a esta apostilla "el test para saber si sos un econ macro o un chanta" pero me quedé con otro.

Con amigos así...

Según el Cronista, Aldo Pignanelli, ex-Presidente del Banco Central (repito... ex-Presidente del BCRA) dijo acerca del dólar a fin de año que:

“Se va a mantener con relativa estabilidad o, tal vez, intente un pequeño ajuste de 8 o 10%”, por lo que, de suceder eso, mostraría “un leve desliz hacia arriba para ubicarse en los $ 3,30 o $ 3,40”.

No se por donde empezar así que lo del título.

viernes, 16 de mayo de 2008

La Hormiguita Viajera: revisited

Ya hace unos días que el fan-de-Fogerty-en-Argentina castiga a la hormiguita y, creo, con razón (o tal vez sí el ministro anterior no hubiera sido tan bueno, la mala gestión de la hormiguita no se hubiera destacado tanto). Leyendo por ahí me encuentro con este análisis del precio de los medicamentos.

Si lo entiendo bien, este buen hombre cuenta lo siguiente: para las prepagas y las obras sociales no es un buen el negocio de cubrir el 40% de los medicamentos. Los laboratorios lo entienden. Entonces, realizan grandes descuentos (uppss.... circa 40%) a las farmacias para que estas vendan directamente al público ya que a éstas les conviene cobrar rápido a esperar a las aseguradoras. Esto significa que el precio de los medicamentos - el ahora infame PVP - está inflado por los laboratorios en colusión con las aseguradoras y las farmacias.

Esto se llama colusión y seguramente está penado, en alguna parte, por la ley de la defensa de la competencia. ¿Y el regulador? ¿Y el estado? El problema no es que el estado sea grande o chico, es que sea estúpido.

PD: Le doy una pista a la gente de Defensa de la Competencia: si con un descuento del 40% las farmacias aún ganan plata es que el mercado no es competitivo.

sábado, 10 de mayo de 2008

Se viene el GAN... a la argentina

Creo que el 25 de mayo se viene el Gran Acuerdo Nacional... pero a la Argentina. Y me parece que no alcanza.

Se viene la devaluta... según Lozano

Y después dicen que los petardistas están en la City...

En serio, dijo Lozano a Crítica:

"Así como el Banco Central no permitirá ninguna disparada del dólar, sí creo que el Gobierno verá el modo de que se deslice para mejorar la competitividad e impedir una erosión absoluta por la tasa de inflación."

A 20% de inflación, esto implica un salto discreto importante en el tipo de cambio. El asunto es que no es improbable que CL tenga razón y que el gobierno busque devaluar con inconsistencia fiscal.

Shit.

Un econ perdido en la Feria del Libro



Un economista en la Feria del Libro no tiene grandes opciones este año. Hay pocas novedades y poquísimas ofertas. Aquí va.

Si el presupuesto no es una restricción, El Cisne Negro de Nassim Nicholas Taleb es una buena opción (Editorial Paidós, $ 110). Taleb es un matemático que trabajó en finanzas como trader y finalmente se dedicó a escribir libros y dar conferencias. Su estilo es una mezcla de epistemología, teoría de la decisión, análisis probabilístico (su especialidad) y economía. En realidad, esta cocktail interdisciplinario está de moda en aquellos que enfatizan la complejidad del mundo y la dificultad (hasta imposibilidad) de predecir.

Taleb es un buen exponente de este combo y su tono despectivo e iconoclasta hacia el mundo de las finanzas modernas (al que conoce como insider y como profesor) lo volvió muy popular: El Cisne Negro fue el libro más vendido en “no ficción” durante 2007 relegando a La Era de la Turbulencia de Alan Greenspan al segundo lugar a través de Amazon. Y estuvo 17 semanas en la lista de más vendidos del New York Times.

El argumento central de El Cisne Negro es que los cambios radicales son imposibles de predecir ya que usualmente son el resultado de la suerte o un accidente. Uno de sus ejemplos favoritos es cosa de todos los días (o eso uno quisiera) para muchos hombres: el Viagra fue el resultado de una investigación sobre drogas hipertensoras primero, y de angina de pecho después.

Más accesible, en precio y estilo, es La Lógica Oculta de la Vida de Tim Harford (Editorial Planeta, $ 49).

Hartford es uno de los mejores divulgadores en economía hoy. No es un economista con investigaciones propias (como Steven Levitt) sino un expositor de ideas ajenas pero tiene una enorme capacidad de expresar en forma simple ideas complejas y sabe elegir temas que captan rápidamente la atención del lector.

Así, en La Lógica Oculta de la Vida, Harford dedica bastante espacio a la aplicación del análisis económico a la vida sexual mostrando que hay racionalidad en la forma en la que las prostitutas cobran más a sus clientes por sexo sin protección o en la forma en la que (algunas) adolescentes parecen elegir el sexo oral como una alternativa de sexo seguro. El mensaje general de La Lógica Oculta es que la gente responde a incentivos y es un mensaje muy poderoso aún cuando a veces Harford exagera la magnitud de esa respuesta a la búsqueda de un impacto editorial. Es un libro muy recomendable sobre todo para aquellos que creen que la economía es una aburrida disciplina numérica.

No encontré muchas ofertas. El stand del Fondo de Cultura Económica suele ser una buena fuente de oportunidades pero el paso de los años fue agotando el stock y la editorial es, cada vez más, un Fondo de Cultura general con menos economía. Sin embargo, encontré una perla: La Economía Política del Crecimiento de Paul Baran a $ 9. Baran fue (murió en 1964) uno de los pocos economistas académicos marxistas respetados en Estados Unidos (tal vez por aquello de que tengo un amigo judío… digo marxista). Algunas predicciones de Baran no resistieron el paso del tiempo, otras sí. Su elogio de los modelos soviético y chino ya fue desacreditado por los hechos. Más en general, el libro está escrito con una pasión que las ciencias sociales perdieron por una pretensión científica.

El énfasis de Baran en cuestiones como el atraso y el subdesarrollo, el consumismo y el consumo suntuario en una economía puesta a su servicio, el gasto militar improductivo, el consumo suntuario como una fuente de atraso en los países subdesarrollados, la inversión extranjera aliándose con las clases dirigentes en países atrasados y perpetuando el atraso al concentrarse en actividades de bajos ingresos y baja productividad, el énfasis en la formación de capital humano, entre otros temas (que yo expresé en lenguaje moderno), lo hacen un clásico en la biblioteca de cualquier economista que quiera leer – y reconocer – a un pionero.

En el stand de Dickens es posible encontrar otra perla: La Economía de la Satisfacción (debió haber sido traducido como La Economía de la Complacencia) de John Kenneth Galbraith, una vieja edición de Emecé a $ 9.

Galbraith lo escribió en 1992, desilusionado por las presidencias de Reagan y Bush (padre), criticando a los estadounidenses que se aferraron “a una cultura de la complacencia” y donde “una mayoría de los que votan tienen ventajas económicas y sociales y están dispuestos a pelear para mantenerlas”. En este ensayo, Galbraith incluso manifiesta su decepción con aquella tecnocracia de El Nuevo Estado Industrial (1967): él esperaba mucho de aquella élite científica, educada e ilustrada, y que ahora aparece en buena medida sólo dispuesta a defender privilegios. Una vez más, la prosa de uno de los escritores más brillantes que la economía dio en el siglo XX se junta con una cosmovisión económica, social y política de altísimo vuelo intelectual.política de altísimo vuelo intelectual.

Para economistas con mayores pretensiones teóricas puede encontrarse Los fundamentos de la Teoría General, un libro de Axel Kicillof (Editorial Eudeba, $49). Kicillof dedicó su tesis doctoral a realizar una exhaustiva exégesis del pensamiento del libro más importante del economista más importante del siglo XX, John Maynard Keynes. El Keynes que nos cuenta Kicillof es probablemente más intervencionista y crítico del capitalismo que el que uno conoce.

Aunque puede discutirse su interpretación del Nuevo Testamento de los economistas (eso es la Teoría General, y bien dicho porque los divide en creyentes y no creyentes), Los fundamentos… es un libro riguroso y merece leerse.

jueves, 8 de mayo de 2008

¡Te querés matar gallina!

Del yuyo a la soya, una joya

Los muchachos conservadores de la Fundación Atlás encontraron esta joya que habla de la soya que para Fidel no es un yuyo:

"... me convertiré, a partir de estas cosas que les he estado explicando, en el defensor número uno de la ampliación de los cultivos de soya en Argentina." dice, uno imagina exaltado, Fidel.

Y del yuyo dice:

"... llegué a la conclusión de que la soya es la única oportunidad de alimentar, con un producto de alta calidad, a cientos de millones y tal vez miles de millones de personas".

Se ve que al Comandante ya no lo leen.

Al menos sean consistentes...

Se lee en Crítica:

"Cuando se decidieron las retenciones móviles fue para que los precios internos no queden acoplados a los internacionales", aseguró el ministro en diálogo con radio Mitre. Randazzo atribuyó lo sucedido al "veinte por ciento de los productores de soja, de los grandes pooles, que pretenden tener un nivel de retenciones mucho más bajo y eso se termine trasladando a los precios del mercado interno".

No entiendo. ¿Que catzo tiene qué ver el precio de la soja con los precios locales si se consume muy poca aquí? El nivel de retenciones de la soja tiene una motivación fiscalista.

Queda el argumento de la "desojización" (SIC). Artemio propone un video para explicarlo: si baja el precio que recibe el productor por la soja este va a cultivar trigo. ¿Alguien realmente cree que el gobierno quiere que se produzca menos soja y cobrar menos retenciones?

Lo del título.

Seamo fuori

Vamos a ver si hecho luz al asunto. La blogósfera descubrió que el cierre consistente del modelo de objetivo de tipo de cambio real es el ahorro fiscal (target real-real) y varios tratan de explicarlo o criticarlo: Larry, Rollo, Kaloma, entre los mejores; y aún así no me convencen. Así que aquí va mi versión del RER for Dummies.

Cuando el tipo de cambio real es alto (el peso barato) tienden a sobrar dólares (hay un exceso de demanda de pesos). Si se el peso flota libre se aprecia.

Para evitar que esto ocurra hay que "comprar" el exceso de oferta de dólares. Hay 3 maneras de hacerlo:

1) Emitiendo pesos (con demanda de dinero)
2) Emitiendo deuda (con consumo futuro)
3) Recaudando impuestos (con consumo presente)

Emitir pesos o deuda denominada en pesos altera la oferta relativa entre activos en pesos y en dólares. Al aumentar la cantidad relativa de pesos los "abarata". Esto es inflacionario per se a menos que: la economía se remonetice o aumente la demanda por deuda en moneda local. (... pero ver más abajo para una aclaración)

Tuvimos "suerte". La economía se remonetizó a la salida de la crisis hasta, digamos, 2005. Y el canje de deuda exitoso puso a la Argentina en la mira de los inversores y aumentó la demanda por deuda en pesos (se desplazó la curva) como parte de una moda más general.

El proceso de remonetización terminó cuando la economía recuperó niveles normales de liquidez. A partir de allí, toda compra de dólares emitiendo pesos fue inflacionaria.

Y la demanda de deuda local empezó a caer (y sigue cayendo) desde que el gobierno manipuló el IPC (y sí, es equilibrio general: el propio gobierno le dio un tiro de gracia al modelo).

Refuerzo la idea: aumentar el stock de activos en pesos cuando la demanda por activos en pesos no está aumentando (desplazándose la curva) disminuye el valor del peso.

¿Qué queda? Generar demanda genuina por dólares. Si el sector privado los vende entonces el gobierno tiene que comprarlos. Y para que no sea inflacionario tiene que comprarlos con ahorro fiscal y sentarse sobre los dólares.

Hasta aquí, la versión simple.

Sin embargo, God is subtle... decía Einstein.

El sistema bancario también crea dinero y lo viene haciendo sin pausa. El multiplicador bancario crece. Y que el gobierno ahorre más tiene una contraparte distributiva desagradable: reducimos la expansión del gasto en salud y educación para convalidar el consumo de clases media-altas y altas.

Lamentablemente no hay almuerzos gratis. Y llegó el momento de pagar. ¿Qué hace el gobierno? Por ahora nada pero cuando nos comamos algo más de competitividad (el taxi marca 15% de inflación diferencial por año ahora que Brasil no aprecia) van a acelerar la tasa de devaluación con inconsistencia fiscal.

Lo del título...

Aclaración. La esterilización no necesariamente es inflacionaria: a tasas de interés crecientes es posible conseguir que la gente tenga más pesos ahorrados pero esto tiene un efecto contractivo que no se lleva con el objetivo de crecimiento del RER alto.

Las falacias de Fernández

En el marco de un seminario internacional acerca del cálculo del IPC, el gobierno presentó la nueva metodología para estimar la inflación al consumidor en Argentina. Tan importante es para el gobierno el asunto que el Jefe de Gabinete Alberto Fernández fue a cerrar el seminario.

La importancia del IPC no puede subestimarse: es un dato esencial para coordinar expectativas y el ajuste de los contratos financieros, laborales, de jubilaciones, de alquiler, etc. La novedad es que el INDEC plantea un índice que cambie la canasta de bienes y servicios a medida que los consumidores ajustan su comportamiento a las variaciones de precios.

Las críticas a la política oficial sobre el nuevo IPC pueden hacerse a partir de la presentación del Jefe de Gabinete quien planteó la siguiente estrategia retórica: mencionó varias objeciones correctas al cálculo del IPC convencional, problemas que tiene el nuestro y el de otros países. Luego dio por hecho que Argentina trató el problema igual que el resto de los países. Y esto es falso.

Primero, el reconocimiento de que los consumidores sustituyen bienes cuando estos suben o bajan de precio, o no están en las góndolas, es correcto y se refleja en otros países en un IPC que se denomina “encadenado”. Tiene razón entonces el Jefe de Gabinete Fernández cuando dice que la Argentina no innova al estimarlo. Sin embargo, en algunos países el IPC convencional se reemplazó por uno encadenado que se cambia una vez por año y no mensualmente, como se propone acá. En otros, la reponderación mensual se combina con el cálculo del IPC convencional pero no lo reemplaza, como se va a hacer aquí.

Segundo, también tiene razón Fernández en que el problema de ajuste por calidad lo tienen todos los países. En términos simples: cuando aparece el Ipod y reemplaza al Walkman aumenta el precio del bien “reproductor de música”; lo mismo ocurre cuando surge un procesador de computadora con más potencia. El problema es que el aumento de precio en el nuevo producto que reemplaza al anterior sobrestima la inflación ya que, también, hubo una mejora de calidad. Pero en Argentina, Moreno mediante, ocurrió lo opuesto: el gobierno sustituyó un bien de calidad superior (la medicina prepaga sin copago) por otro de calidad inferior (la prepaga con copago) justamente lo contrario del problema que Fernández menciona. ¡El reconocimiento del problema debería llevar a registrar un aumento de precios mayor antes que uno menor!

Tercero, Fernández se queja que la canasta del IPC tenía rosas colombianas (con “tallos de 70 centímetros”) o viajes a Cancún, la herencia de la Convertibilidad “cuando un peso era un dólar”. Tiene razón. En alguna época el IPC tenía barras de hielo aún cuando las heladeras ya se habían generalizado. Y está mal. El asunto es cuanto pesan (cuanto se ponderan) las rosas en la variación total. Alimentos y Bebidas pesa casi un tercio en la variación total así que cualquier variación en alimentos y bebidas tiene un impacto sustancial. Las rosas y los viajes pesan muy poco así que aunque tripliquen su precio no definen la tendencia de la inflación. Y, de nuevo, está bien que salgan de la canasta luego de una medición seria de los hábitos de consumo. Está mal que se usen como argumento sustancial para decir que el IPC viejo sobrestima la inflación. Todas las canastas de consumo tienen problemas y son arbitrarias. El asunto es sí los errores de nuestra canasta son la causa de la inflación que tenemos o no. Las mediciones privadas de la canasta básica alimentaria muestran que el problema en Argentina es la suba de precios de la carne, la leche, las verduras y no el aumento de las rosas colombianas o de los viajes en Cancún.

Fernández, y el gobierno, tienen en razón en parte: el cálculo del IPC convencional (con canasta de ponderaciones relativamente fijas) tiene problemas, aquí y allá. La razón llega hasta acá: estos problemas no están en la raíz de la fuerte aceleración de la inflación del último año y medio.

La solución del gobierno no atiende a corregir estos problemas sino a encontrar una forma que pueda defenderse (hasta ahora fue imposible) de reportar una inflación más baja en forma permanente. Pero la realidad no se puede disfrazar y el éxito del nuevo índice dependerá de que los argentinos lo tomen como una medida de la inflación del gasto en consumo y ajusten sus contratos cotidianos al nuevo índice. Porqué la inflación reportada es 8% y los aumentos salariales son del 22%... y los salarios reales no están subiendo 14% por año. Si no, el nuevo IPC habrá fracasado se llame “encadenado” o Moreno.

(una versión corta apareció en Crítica)

martes, 6 de mayo de 2008

(El diario de Yrigoyen)^(-1)

En estos días, el gobierno recurre a una práctica que bien podría llamarse "El diario de Yrigoyen a la inversa". En lugar de escribirse un diario al gobernante con otra realidad se le quiere contar a los gobernados que la realidad que viven no es tal.

La inflación es el ejemplo paradigmático. El gobierno se resistió a reconocer la existencia de inflación hasta que el problema era tan visible como el humo y las cenizas. Ahora, lo que hay es un diagnóstico equivocado: son los formadores de precios (que no son ni el arcángel San Gabriel ni el gobierno) sino empresarios. No tienen ningún sentido económico. Tanto así que Exabruptos plantea el siguiente desafío: encontrar un economista serio y un ensayo económico serio que enfatice la formación de precios como causa de la inflación y cuyo diagnóstico sea políticas de defensa de la competencia, etc., etc.

No es el único. La escasez de naftas es otro. El gobierno mandó al RRPP de Repsol-YPF-Petersen-Kirchner Fabián Falco a decir que nafta hay y que sólo hay algunos problemas de logística puntuales.

Y sigo: el aumento de los colegios. Hace un par de días vi en TV a un funcionario tartamudeando para explicar que los aumentos en las cuotas de los colegios no podían ser los que anunciaban los títulares de los diarios pero en ningún momento se atrevió a decir cual era el rango de aumentos autorizado oficialmente.

Una vez más, hay que advertir al gobierno que por este camino el costo a pagar será mayor, para el gobierno y para nosotros. Y recordarles la frase de Abraham Lincoln:

"Podés engañar a algunas personas todo el tiempo. Podés engañar a todos durante algún tiempo. Pero no podés engañar a todos, todo el tiempo". Y el tiempo corre.

jueves, 1 de mayo de 2008

Siamo fuori

Vamos a ver si hecho luz al asunto. La blogósfera descubrió que el cierre consistente del modelo de objetivo de tipo de cambio real es el ahorro fiscal (target real-real) y varios tratan de explicarlo o criticarlo: Larry, Rollo, Kaloma, entre los mejores; y aún así no me convencen. Así que aquí va mi versión del RER for Dummies.

Cuando el tipo de cambio real es alto (el peso barato) tienden a sobrar dólares (hay un exceso de demanda de pesos). Si se el peso flota libre se aprecia. Para evitar que esto ocurra hay que "comprar" el exceso de oferta de dólares. Hay 3 maneras de hacerlo:

1) Emitiendo pesos (con demanda de dinero)
2) Emitiendo deuda (con consumo futuro)
3) Recaudando impuestos (con consumo presente)

Emitir pesos o deuda denominada en pesos altera la oferta relativa entre activos en pesos y en dólares. Al aumentar la cantidad relativa de pesos los "abarata". Esto es inflacionario per se a menos que: la economía se remonetice o aumente la demanda por deuda en moneda local.

Tuvimos "suerte". La economía se remonetizó a la salida de la crisis hasta, digamos, 2005. Y el canje de deuda exitoso puso a la Argentina en la mira de los inversores y aumentó la demanda por deuda en pesos (se desplazó la curva) como parte de una moda más general.

El proceso de remonetización terminó cuando la economía recuperó niveles normales de liquidez. A partir de allí, toda compra de dólares emitiendo pesos fue inflacionaria.

Y la demanda de deuda local empezó a caer (y sigue cayendo) desde que el gobierno manipuló el IPC (y sí, es equilibrio general: el propio gobierno le dio un tiro de gracia al modelo).

Refuerzo la idea: aumentar el stock de activos en pesos cuando la demanda por activos en pesos no está aumentando (desplazándose la curva) disminuye el valor del peso.

¿Qué queda? Generar demanda genuina por dólares. Si el sector privado los vende entonces el gobierno tiene que comprarlos. Y para que no sea inflacionario tiene que comprarlos con ahorro fiscal y sentarse sobre los dólares.

Hasta aquí, la versión simple.

Sin embargo, God is subtle... decía Einstein.

El sistema bancario también crea dinero y lo viene haciendo sin pausa. El multiplicador bancario crece. Y que el gobierno ahorre más tiene una contraparte distributiva desagradable: reducimos la expansión del gasto en salud y educación para convalidar el consumo de clases media-altas y altas.

Lamentablemente no hay almuerzos gratis. Y llegó el momento de pagar. ¿Qué hace el gobierno? Por ahora nada pero cuando nos comamos algo más de competitividad (el taxi marca 15% de inflación diferencial por año ahora que Brasil no aprecia) van a acelerar la tasa de devaluación con inconsistencia fiscal.

Retenciones... tarde pero seguro

Las retenciones móviles de Tincho tienen, por lo menos, dos problemas.

Uno, son móviles sobre el precio y no sobre la rentabilidad en una economía que tiene 20% o más de inflación (y 15% de inflación en dólares). Lousteau diseñó un esquema de retenciones para una economía con estabilidad de precios (¿o acasó creyó que la inflación era 8% anual... e incluso así no sirve su esquema). Este, en particular, se trata de un error técnico notable.

Otro, en valores altos de la soja constituyen una suerte de precio máximo dado que el estado se lleva casi todo el aumento marginal del precio. Entonces, hay un incentivo a reducir la producción justo cuando el bien se paga más caro (¿a quién le gusta trabajar gratis para el estado?).

De lo único que Lousteau es inocente es de no haber previsto la reacción política. De esto lo acusa ahora el ala política del gobierno cuando son ellos justamente los que tienen que pensar la política, no sólo financiarla.