A propósito de un debate sobre los jugadores de fútbol que vuelven atraídos por los salarios locales, por sus patrimonios en euros o dólares o simplemente por la camiseta...
La definición de tipo de cambio real es, por supuesto, arbitraria.
Uno puede pensar simplemente en el tipo de cambio nominal dividido por algún índice de precios. Esto es lo que tienen en la cabeza algunos industriales cuando reclaman por la pérdida de competitividad y por un dólar, digamos, a 3.30.
Los economistas preferimos el tipo de cambio real multilareal, usualmente ponderado por las participaciones en expo e impo de los países con los que comerciamos.
Así lo calcula el BCRA y el resultado es el siguiente:
Según esta cuenta, el tipo de cambio real no cayó. Es decir, el peso no se apreció.
Es cierto que la idea de medir el TCR es tratar de capturar variaciones (de origen cambiario-monetario) en la competitividad. Así que tal vez el IPC no sea una buena medida. Idealmente, habría que hacer la cuenta con un índice que refleje costos o precios al productor. El problema es que hay mucho menos disponibilidad de estos índices. Aún así, la intuición me dice que si pudiéramos comparar índices al productor en todos estos países veríamos una leve apreciación cambiaria. Pero el desafío está para que alguien lo haga.
Ahora, para afirmar que el peso se apreció hay que hacer las cuentas.
Bueno, acá parece que estamos de acuerdo. Lo que no pareció ser el caso en la otra.
ResponderBorrarNo siempre se puede Ana, no siempre se puede.
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